Había llegado a la casa de mi hermana. Habíamos hablado hace unos minutos para asegurarme de que iba por el camino correcto. No parecía estar molesta conmigo por haberme ido sin decir nada hace un par de años. Bajé de mi auto y caminé por el jardín que me llevaba hacia la puerta principal. Toqué tres veces suavemente la puerta y esos ojos miel me miraron sorprendidos dejando caer las tazas de té que tenía hace unos segundos en sus manos.
Liam.
Lovely corrió a la puerta y me abrazó fuerte mientras yo miraba shockeada al primo de...
-Has llegado por fin- dijo emocionada.
-Qué demonios haces aquí?- preguntó Liam molestó por mi presencia. Me sentía confundida. Me había perdido mucho durante estos tres años, tomé la mano de mi hermana para verificar si era cierto lo que estaba pensando. Y sí.
-Te casaste - espete apenas en un susurro.
-Siiiii, con Liam- Lovely estaba emocionada. Pero mi ahora cuñado claramente no lo estaba. Entramos a la casa y Lovely no dejaba de conversarme , así como yo no dejaba de hacerle preguntas sobre su nueva vida. Liam se había quedado limpiando el desastre de las tazas.
-Por qué estás de regreso ?- preguntó nuevamente Liam sentándose frente a mí. -Quieres seguir jodiendole la vida ?- fruncio el ceño .
-Cómo está?- trague saliva. Liam estaba molesto conmigo por lo que yo había causado. Y lo comprendía.
-No tienes derecho de saber como está- Lovely no decía nada. Sólo miraba al suelo. -Espero que no se entere de que estás de regreso, sino enloquecerá. Le costó mucho superarte y olvidarse de ti Jane- me estremecí al escuchar mi antiguo nombre.
-Soy Pigeon - dije con la mirada gacha. Había decidido cambiar mi nombre para comenzar una nueva vida. Y torturarme a la misma vez porque a Harold le gustaba llamarme así luego de leer beautiful disaster.
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Once In A Lifetime
RomanceHay muchos momentos en la vida que son únicos. Hay momentos que se viven sólo una vez, que se disfrutan al máximo. Hay momentos que son únicos en buena forma y otras no tanto. A veces simplemente arruinas ese momento perfecto. A veces arruinas esa ú...