Era un día tranquilo en el Sunny, acababa de ser la hora de la comida, así que algunos de los tripulantes de los Mugiwara se encontraban descansando, otros persiguiéndose por toda la cubierta, Zoro se encontraba recostado en el árbol que da sombra a la cubierta, con ambas manos cruzadas detrás de su cabeza. Fue entonces cuando sintió la presencia de ella, sin inmutarse, abrió su ojo para darle seguimiento a sus pasos y observar hacia dónde se dirigía. Para su desgracia, ella se dió cuenta de la mirada y sus ojos se cruzaron, ella le dirigió una de esas sonrisas que provocarían que cualquier hombre se derritiera y que el cocinero pervertido empezara a sangrar por la nariz. En ese momento, Zoro sintió cómo la sangre subiría poco a poco por sus mejillas, provocándole un sonrojo que le quitaría toda la seriedad con la que siempre se muestra ante sus nakamas, pero antes de que eso ocurriera, decidió levantarse y dirigirse al nido del cuervo. Mientras iba subiendo, en lo único que podía pensar era la forma en la que ella desestabilizaba todo su control.
- ¿Desde cuándo empecé a sentirme de esa manera?- pensó.
Fue entonces cuándo recordó que al despertar en la isla de Ojos de Halcón, al sentirse desconcertado y lleno de incógnitas, una de las primeras cosas en las que pensó fue en ella, ¿en dónde estaba? ¿se encontraba bien? La forma en la que habían desaparecido gracias a la habilidad de Kuma, le hizo jurarse a sí mismo, que se fortalecería para evitar que en el futuro sus nakamas no volvieran a pasar por algo así, necesitaba ser fuerte para convertirse en el mejor espadachín, para ayudar a su capitán a convertirse en el rey de los piratas, para protegerlos, para protegerla.
-¿Que carajos estoy pensando?- se dijo sacudiendo la cabeza -debería de usar mi energía en entrenar- pensó, recriminándose -necesito ser más fuerte- se detuvo un instante al darse cuenta de la forma en la que su mente lo traicionaba -necesito proteger a Robin- se dió una palmada en la cabeza y agarró las pesas más grandes que pudo encontrar para desviar el rumbo de sus pensamientos.
——
Chopper y Robin se encontraban en la biblioteca charlando un poco, en realidad era el tanuki quien lo hacía emocionado, contándole a Robin sobre el último libro de medicina que compró en la isla anterior, era un libro que reunía una buena cantidad de avances médicos en ciertas enfermedades que las curas eran difíciles de llevar a cabo, sin embargo se pusieron a prueba nuevos métodos y Chopper estaba feliz de conocer estas nuevas curas. De pronto se detiene en su entusiasmo.
-Robin ¿estás bien?- le dice mientras le agarra la frente -de pronto tus mejillas se tornaron algo rosadas ¿tienes fiebre?-.
Pasó un momento mientras Chopper esperaba una respuesta, tuvo que pasar su pequeña pesuña frente a los ojos de Robin para que esta se diera cuenta de que la llamaba.
-Perdona, me distraje recapitulando sobre todos los avances que me has contado- mintió, dedicándole una sonrisa cálida y gentil que siempre tenía guardada para el pequeño reno – es realmente interesante todo y me alegra verte tan feliz- lo dijo mientras acariciaba la mejilla del reno.
A Chopper se le iluminaron los ojos al escucharla y decidió retirarse para darle a Robin un momento a solas con sus pensamientos, ella le agradeció mentalmente puesto que el único lugar al que quería llevar sus pensamientos era a la mirada de cierto peliverde que la observaba minuciosamente hace unos momentos, ella sabía que el podría no haberlo notado, pero desde hace algún tiempo, la mirada de Zoro se dulcificaba en la presencia de ella, algo que realmente apreciaba, sobre todo después del mal comienzo que tuvieron, con el desconfiando de ella en todo momento y vigilando cada movimiento para evitar que los traicionara, lo que el no sabía es que en cuanto ella pisó el barco, el estar cerca del capitán, quien la había salvado de la muerte, el estar cerca de cada uno de ellos, que la hacían reír, la hacían sentirse parte de algo importante, de una familia, por lo cual, no los traicionaría nunca, mucho menos a el, que la ha protegido de diversos peligros, el, con esa sonrisa magnifica que pone al enfrentarse a sus enemigos, el, con su cabello verde como un marimo, el, quien temía demostrar sus sentimientos y perder su autocontrol, el, quien la hacía sonreír en cualquier instante.
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La mejor apuesta del universo
FanfictionZoro decide sincerar sus sentimientos hacia la bella arqueóloga de su tripulación, ambos están contentos de poder llevar a cabo sus sueño juntos, pero ¿hasta donde llegará la apuesta por su relación mientras arriesgan las vidas de todo? CONTIENE LEM...