Capítulo XXIII

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Enigmático Lord
XXIII
Un caballero peculiar

¿Quién no ha conocido en su vida a una persona fuera de lo común? Ese alguien que no cumple con los estándares propuestos por la sociedad y que sus singulares formas de ser y de relacionarse son tan extravagantes como para no poder evitar sentir curiosidad.

—Sango ¿te apetecería ir al poblado cercano a dar un paseo? —

—Por supuesto, querida Kagome —

Pregunta y respuesta, el destino lo dispone así.

Después de lo acontecido el día anterior, veamos que pasa por la mente de nuestra protagonista, quien la noche no le había dado el sueño reparador que tanto deseaba, ni el alivio, ni las respuestas que buscaba que ahora se centraban en sus verdaderos sentimientos y los del Lord...

¡Vaya odisea la de los corazones perdidos!

¿Estaba ella enamorada como su amiga le había dicho? ¿Pero cuando sucedió si era cierto? ¿Cómo pasó?

No creía que estuviera enamorada del Lord, tenía muchos fundamentos como para decir lo contrario... Estos se basaban en las misma preguntas, como no sabía cuándo ni cómo pasó entonces no existía tal sentimiento como el amor, pero cuando pensaba en todas las circunstancias en las que se habían expuesto, y recordaba lo dicho por Sango, no podía evitar sentirse en una posición contradictoria porque... ¡También era cierto!

Y volvía entonces al mismo punto, porque cuando se trataba de saber que le dictaba su corazón, ella sentía que no podía escucharse, que no existía una voz interior que le dictaminara las respuestas o algún consejo en particular, ella no sabía que sentir... No sabía definir las sensaciones en emociones o sentimientos, para ella era como navegar en un bote con remos en una tormenta.

¡Maldita sea la hora en la que comenzó todo este lío!

Necesitaba poner sus ideas en orden... ¿Pero cómo comenzar? ¿Por dónde? Si aquel asunto no tenía cabeza ni pies a su parecer.

A nuestros queridos lectores les recordara, o probablemente podrán sentirse relacionados con estas situaciones, y sabrán entonces que la mayoría de las veces, somos nosotros mismos quienes decidimos hacer las cosas difíciles.

Había propuesto entonces, que ella y Sango dieran un paseo por el poblado cercano, los aires de la primavera cercana serían suficientes como para despejarle la mente de aquel embrollo interior que no le dejaba en paz.

— ¡Mira Kagome! —Señaló Sango con entusiasmo una tienda de listones — ¿Qué te parece si nos acercamos? —

—Oh sería agradable... ¿Sabías que ya necesito unos nuevos? —Comentó sonriente.

Ambas jóvenes se acercaron y entraron en la tiendecilla, Kagome observó unos listones con encaje lo suficientemente sofisticados y elegantes que ayudarían a crear y mantener las ondas de su cabello para la fiesta de inicios de primavera en York, Sango por su parte pareció feliz al encontrar unos rosados pastel, pero al tomar entre sus dedos los listones y recordar aquel compromiso, su atención se desvió por unos instantes con la fiesta de primavera... ¡Ya estaba cerca...! ¡Y aún no había encontrado el vestido adecuado para la ocasión!

¡No pienses en eso Kagome!

Sacudió su cabeza, cuando sus oídos escucharon unas risas muy conocidas y muy particulares cerca, se dio la vuelta y encontró una imagen que le sorprendió en demasía.

Sango sonreía divertidamente en compañía de un caballero muy familiar y muy particular.

Al notar la mirada puesta sobre ambos, Sango hizo un ademán a su querida amiga para que se acercase y hacer honor a las normas de etiqueta, este nuevo compañero necesitaba presentación.

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