Capítulo XXIX

462 80 11
                                    

Enigmático Lord
XXIX
La fiebre de la emoción

¿Cuál es la sensación que aparece de súbito cuando la persona más inesperada del mundo se cruza de nuevo por nuestro camino?

Una gran sorpresa.

Las manos enguantadas de Koga tomaron una de las suyas llevándolas hasta sus labios, dejando un beso delicado en el dorso como una muestra de respeto y admiración como tantas veces hemos visto en esta historia.

— ¡Señor Koga! —Exclamó Kagome estupefacta de verle de nuevo—Es una sorpresa verle de nuevo aquí... —.

—Lo es de seguro, estoy aquí gracias a Lord Toga —Respondió mientras su mirada avergonzada se dejaba entrever —Lady Kagome yo... Quiero pedirle con mis más sinceros respetos una disculpa nuevamente... Por lo que sucedió... Usted fue la más afectada en todo esto, mi juicio nublado casi me lleva a cometer una atrocidad de la que hoy, me hubiera arrepentido —Entonces se tomó el tiempo de reverenciar de nuevo.

Kagome, olvidando por un momento al Lord, escuchó atentamente al joven médico que le pedía fervientemente una disculpa, y ella, que no tenía el coraje suficiente por guardarle rencor al galeno que sólo trato de hacerle un bien —Según convicciones erradas cabe reiterar— simplemente terminó sonriéndole amenamente.

—Oh... Joven Koga... No debe disculparse, solo ha sido un grave malentendido —

—Pero mi Lady... —

—Está bien —Le interrumpió ella con una sonrisa — Sé, que no se irá hasta que le dé mi perdón, esta disculpado señor —

El pelinegro pareció aliviado, y sonriendo de igual manera dio un asentimiento satisfecho.

—No puedo expresarle mi gratitud... Es realmente grande— Comentó agradecidamente.

—Realmente lo comprendo... —Asintió —Dígame señor... ¿Ha venido solo? —

— ¡Oh! Que terribles son mis modales... Mi Lady —Recordó Koga mientras la guiaba y escoltaba a la vez, a otra parte del salón donde se encontraba una jovencita de cabellos rojizos y vibrantes ojos verdes —Lady Kagome permítame presentarle a la señorita Ayame Wolf, mi prometida —

La susodicha, que hasta ese momento se había mantenido cerca del candor de la chimenea se dio la vuelta en una amplia sonrisa, acercándose a penas escucho mencionar su nombre.

La señorita Ayame era escocesa, había venido a Inglaterra con el propósito de educarse en una escuela prestigiosa bajo el cuidado de su abuelo, un viejo Lord escocés que se había asentado en York hace mucho. Tenía mejillas regordetas pero no en demasía agregándole un toque tierno y amable, al igual que su personalidad, pero lo más destacable de su apariencia física no era esta característica, tampoco sus cabellos rojizos tan típicos de la Escocia, sino sus ojos verdes esmeraldas que parecían brillar en la oscuridad con tan sólo ver al médico acercarse.

—Es un placer conocerla Lady —Reverencio la jovencita una vez que llego a su lado.

—El placer es mío —Continuó la pelinegra.

Realmente, para Kagome era una gran sorpresa saber que Koga tenía una prometida y sobre todo, una tan bella y de tan buena posición social. De pronto, sintió curiosidad por saber de qué manera se habían comprometido o como llegaron a enamorarse sabiendo que Koga era un médico nómada que viajaba a todos lados, atendiendo enfermos de cualquier clase y reputación, y que su carrera no solo era su más preciado pasatiempo sino también su pasión.

Enigmático LordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora