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Minho abrió los ojos con pereza. Parpadeo unas cuantas veces antes de incorporarse y sentarse a la orilla de la cama. Ligeros rayos de luz se asomaban por la cortina que cubría la ventana mientras el veía a un punto fijo en el suelo pensando en nada.

El olor a tocino llegó a su nariz y lo hizo suspirar con una sonrisa formándose ligeramente.

Se levantó y salió de su habitación para dirigirse a la cocina, donde estaba él.

Minho siempre se sentía como una mierda. Sentía que la vida no valía nada, esperando el día en el que todo acabase y se convirtiera en nada, pero siempre que él estaba a su lado se sentía un poco más fuerte pues le repetía que juntos saldrían adelante.

Se detuvo en el marco de la entrada observando su figura. El mayor siempre lucia tierno cuando recién despertaba.

—Oh, despertaste. — dijo Chan una vez notó su presencia.

—Buenos días. — hablo por lo bajo acercándose a el para abrazarlo.

Bang Chan sonrió y envolvió al menor en un cálido abrazo.

—¿Dormiste bien? —pregunto para después darle un beso en la frente.

Minho asintió ligeramente.

—Me alegro, ¿desayunamos?

Juntos pusieron la mesa y desayunaron mientras hablaban de como estaban las cosas en sus trabajos y cualquier otro tema trivial. Pero por más que así fuera para Minho era genial y especial que Bang Chan le prestara atención cada que hablaba y también le gustaba escuchar al mayor, ver la ilusión en sus ojos al soltar cada palabra lo hacía enamorarse cada vez más de él. Sabia perfectamente que haber aceptado ser su esposo fue la mejor cosa del mundo.

Luego de un rato se prepararon para ir a la cita que tenía Minho con su psicóloga. Chan también había dicho que quería llevarlo a ver una película y a comer así que sería un día un poco movido pero entretenido.

Eso hacía a Minho todavía más feliz. No había cosa que amara más que estar a lado del amor de su vida.

Husband › MinchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora