"Está hecho".
Marla Madison casi saltó hasta la mitad de su silla. Ella solo se relajó al ver que solo era Spider-Man. El nuevo traje negro no le daba un aura muy amistosa. No tan atractivo como el viejo azul y rojo. Por supuesto, le quedaba muy bien, con sus músculos esculpidos luciendo en el otro lado del traje.
"Lo siento", dijo Marla. "No tenía idea de que Smythe iba a usar el trabajo de mi vida para algo así".
"Y sin embargo, lo hizo".
Marla tragó medio segundo más tarde y asintió en respuesta. Bonita, morena, recién salida de la universidad y, sin embargo, era socialmente incómoda e internamente nerviosa. Su corazón latía un poco más rápido en presencia del héroe.
"No sé qué decir", dijo Marla. "Y realmente no sé cómo compensarlo".
"Bueno, eso es obvio", dijo Spider-Man. "Estás bastante ... un poco nerviosa ... pero debajo de ese caparazón ... hay una hermosa mujer esperando para escapar. Puedo ayudarte con eso."
La mirada que le dio Spider-Man recorrió el cuerpo de Marla y ella se estremeció. La miró y la devoró con los ojos. Era casi como si Marla fuera un corte de carne particularmente selecto. Spider-Man tenía la intención de devorarla y Marla se lo permitiría.
"¿C-cómo?" tartamudeó.
Spider-Man la agarró por la nuca y tiró de Marla hacia adentro. Ella no se apartó. Spider-Man la besó con fuerza, agresivamente. Marla no estaba acostumbrada a semejante descaro. La gente a menudo la pasaba por alto, debido a su actitud incómoda y bastante nerviosa.
Y Spider-Man empujó su lengua por su garganta con tal furia que Marla sucumbió a la acción del poderoso hombre. Algo en este traje negro hizo que Spider-Man fuera dominante y asertivo sobre ella. Spider-Man agarró el culo de Marla a través de su falda y lo apretó con fuerza.
El beso se rompió y Marla casi se tambaleó hacia atrás. Casi se deja caer sobre el escritorio. Spider-Man la atrapó, tiró de ella hacia atrás y le abrió la blusa.
"Es criminal que hayas estado escondiendo estos", dijo Spider-Man.
La copa C de Marla sobresalía de la parte superior de un sostén negro y se sonrojó. Se preguntó si debería poner fin a esto antes de que fuera demasiado lejos. Pero, Spider-Man le quitó el asunto de las manos a Marla arrancándole el sostén. Sin pausa, Spider-Man tocó el pecho de Marla.
No debería haberse sentido tan bien que un extraño le molestara en el pecho. Sin embargo, la mente y el cuerpo inexpertos de Marla reaccionaron a emociones que no había sentido en toda su vida. Poseía el pecho de Marla y, lo que es más importante, su cuerpo.
"Spidey", gruñó Marla.
Spider-Man inclinó a Marla sobre el borde del escritorio y la sujetó por los pechos. Quizás no tan grande como algunas de las mujeres que había tenido recientemente, pero aún más que un puñado. Spider-Man presionó y besó todo el camino hasta el lóbulo de la oreja de Marla. Se detuvo y sonrió.
"Todos en esta oficina sabrán que me perteneces".
Los dientes, prácticamente colmillos, se hundieron en el cuello de Marla. Podía sentir algo atravesando su cuerpo. Todo el calor rodeó la entrepierna de Marla y acumuló jugos en sus bragas. No ayudó que Spider-Man se aplastara contra ella, su polla dura como una roca se frotaba contra su trasero cubierto de falda.
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spiderman: una situación pegajosa (parte 3)
Aléatoirela acontinuación de las partes uno y dos.
