Encuentro

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Sentí un toque en mi hombro derecho, no sé cómo se habrá dado cuenta que era yo, sacando el hecho de que mi cabello era corto y, prácticamente, parecía el caballo de un Pony de juguete, pues era rosa y violeta. Volteé con el vaso de cerveza en mi mano, el cual casi se cae cuando la vi, desde la última vez que había visto su cara en una video llamada, tenía lentes diferentes. Se había maquillado, le quedaba hermoso. Mis ojos brillaron, realmente no creía que ella estaba en frente mío. Lo primero que hice fue lanzarme sobre ella para abrazarla, sentí su aroma, olía dulce… era perfecta, todo lo que me gustaba en una chica. Su perfume era tan femenino, a diferencia del mío, prácticamente tenía puesto un perfume de hombre, esperaba que eso no le asustara.

Me separé un poco de ella, mis ojos estaban brillando, parecían que en cualquier momento soltaban una lágrima. Le sostuve las mejillas y ahí mismo,  en medio del bar, la besé. Sus labios eran tan suaves y dulces… podía sentir aquel delicioso sabor a menta, ella correspondió a mi beso, parecía estar bastante tímida, me encantaba realmente. Cuando por fin nos separamos, ella pronunció unas palabras.

¡Estaba sonrojada! Sus mejillas se notaban rojas incluso en medio de aquella leve oscuridad que había en el bar. Mordí mi labio inferior, conteniendo las ganas de gritar por la ternura que me causaba.

-Hola… finalmente te conozco.

Su voz era aún más linda en persona. Suspiré profundo, mi corazón latía demasiado rápido, estaba nerviosa. Yo le sonreía como una estúpida.

-Hola, hermosa…

Ella se encogió de hombros, se sentó a mi lado, intentamos hablar, pero fue imposible.

El lugar era bastante ruidoso cómo para quedarnos allí, así que luego de pagar aquella cerveza que nunca terminé, la llevé al parque central de Paris, el cual estaba iluminado, ese parque de noche era hermoso, una hermosa postal para ese momento. Yo casi ni hablaba, a diferencia de esas tantas veces que hablamos por teléfono. Estaba nerviosa, no lo negaré, quizás ella no estaba acostumbrada a tratarme como su novia, pues siempre hablábamos como amigas por que sus padres siempre estaban presentes. Era por eso que no me atrevía a decir mucho hasta ver que ella etuviera cómoda. Me senté con ella en un banco, no podía dejar de verla. Finalmente hablé.

-Michelle… no puedo creer que estés aquí…

Tenía miedo de decir alguna estupidez. Ella rió, su risa era hermosa, sin duda estaba muy enamorada de ella.

-Si, aquí estoy… Paris es tan lindo…

Suspiré enamorada.

-No tanto como tú.

-Oh vamos, Charlotte, siempre dices eso. Deberías ir a las playas de Francia, vamos a pasarla genial.

Realmente no escuchaba lo que decía, estaba perdida en esos ojos, tenía un tono más claro del que parecía en las fotos.

“Michelle… ma belle…”

Entoné la famosa canción de mi banda favorita, The Beatles, ella simplemente sonreía, era tan perfecto todo.

-Charlotte, quiero que me muestres Paris, quiero saber que hacen ustedes en las noches de la gran ciudad.

Yo asentí y me puse de pie, la llevaría a ver la Torre Eiffel, ahí le pediría, de manera formal, que fuéramos novias, era en ese momento que agradecía ser de Paris.

Historias de "amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora