Capítulo 2: Tarde

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Cuando Wakatoshi despertó, había un par de ojos marrones mirándole con curiosidad, desde el asiento adelante del suyo.
El propietario de ellos, era un niño de cabellos cenizos, que estaba arrodillado hacia él y asomaba la cabeza detrás del respaldo de su asiento. Wakatoshi estaba seguro de que no estaba ahí cuando subieron al autobús, así que debió llegar en lo que dormían.

No dijo ni una palabra, y lo que había entre ambos se volvió una batalla de miradas hasta que el chiquillo se fijó en Tendou, y este terminó despertándose gracias a sentirse asechado.

—¿Quién es este niño y por qué viste tan horrible?—dijo Satori, y el infante desconocido dejó escapar un bufido.

—Los niños no deberían viajar solos.—señaló en respuesta, sin quitar esa mirada juzgadora. Tendou chasqueó la lengua.

—Tú también estas solo.—señaló Ushijima, sin maldad en sus palabras.

—Eso no es cierto, mi mamá está conmigo.—ciertamente, una mujer de largos cabello cenizos se encontraba sentada a su lado, sin embargo parecía estar en su quinto sueño, totalmente ajena a lo que su hijo estaba haciendo.—Una vez intenté viajar solo para visitar a un amigo y ni siquiera me dejaron subir al camión, además me castigaron, ¿por qué ustedes si pueden?

—Quizás Wakatoshi-kun y yo damos cierto aire de madurez.—presumió Tendou, con orgullo.

Wakatoshi, en cambio, asomó ligeramente la cabeza hacia el pasillo y notó que la mujer robusta de la parada estaba sentada no muy lejos de ellos. Seguramente el conductor había creído que venían con ella, entonces tendrían que buscar la manera de bajar al mismo tiempo o en su caso, mantenerse escondidos para que no notara que iban solos.

Quiso avisarle a Tendou, pero éste estaba demasiado ocupado enfrascado en una batalla de muecas feas con el otro niño.

De todos modos su pequeña discusión fue interrumpida minutos después, cuando a Ushijima el estómago empezó a gruñirle.

—Debimos traernos algo de comer.—bufó Tendou, entrando en razón, y Wakatoshi estuvo de acuerdo.

—Lo tendremos en cuenta la próxima vez que vayamos a Estados Unidos.—declaró con total seriedad. El niño de ojos marrones los abrió en sorpresa.

—¿Van a América?—cuestionó, impresionado.—¡Eso está muy lejos!

—¿Sabes qué tan lejos?—Wakatoshi quiso saber.

—Uhm, algo así, fui hace mucho tiempo.—empezó a recordar.—Yo era muy pequeño en ese entonces, pero creo que fuimos al aeropuerto de Tokio y de ahí tomamos dos aviones.

—¡¿Aviones?!—Tendou cuestionó en voz alta y emocionada.—¡Nunca he viajado en avión!

—Entonces no basta con los autobuses.—Wakatoshi frunció el ceño, y el niño frente suyo negó con la cabeza.

—No, creo que tienen que ser aviones porque hay que pasar por el mar.—narró una de las pocas cosas que todavía guardaba en la memoria de aquel viaje.—Y además, creo que era algo caro.

—Pero, no tenemos dinero...—recordó Tendou desanimado. Ushijima no dijo nada, sin embargo tenía cierto destello de tristeza en la mirada.

—¿Por qué quieren ir a Estados Unidos?—preguntó el niño de cabellos cenizos.

—Quiero ver a mi papá.—contó Wakatoshi en su misma voz inexpresiva, aunque sus ojitos reflejaban su verdadero sentir.—Dijo que se iba a despedir de mí antes de viajar, pero no lo hizo. Así que quiero verlo una última vez para hacerlo, porque se va a quedar a vivir ahí. Se divorció de mi madre hace poco y yo viviré con ella, entonces no sé cuándo voy a volver a verlo.

the hand of a little monsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora