Durante las semanas siguientes, no pude quitarme a Saint de la cabeza. Batí el record con respecto a cuantos humanos follé en tan corto tiempo; jóvenes, maduros, altos bajos, gordos, flacos. Ni siquiera los seleccionaba. Si estaban dispuestos a un buen follón yo se los daba. Y recibía también. Pero aun así, no sentía nada.
En lo único que podía pensar era en el escultural cuerpo de Saint, en el sabor que tenía su polla, en su semen caliente bañando mi rostro, en lo bien que se sentía correrme dentro de él.
Sentía un vacío que ningún otro humano podría llenar jamás; simplemente necesitaba sentir la piel fría del arcángel contra la mía una vez más.
Hasta que mi desesperación me llevó a idear un plan tan loco como estúpido. Decidí romper mi promesa y volver a cazar en el antro donde me encontré a Saint. Sus
últimas palabras habían sido que volvería a castigarme, y eso era lo que yo más
deseaba. Que Saint me castigue.Así que una noche adopte mi clásica forma humana de cabello negro y ojos negros, y
me dirigí al antro. No me interesaba ningún humano de allí; tan solo deseaba forzar a
Saint a parecer.Di vueltas por la pista de baile, apenas prestándole atención a los hombres que me rodeaban. Estaba tan hambriento por Saint que ningún mortal me parecía atractivo ni interesante, pero igual bailé y llegué a flirtear con ellos, con la esperanza de que Saint saliera de su escondite para escarmentarme.
Las horas sucedieron entre música y alcohol, pero Saint no dio signos de
presencia, Ya me estaba desesperando cuando sentí una energía sobrenatural rodearme. Todo mi cuerpo vibró de alegría mientras tal fuerza me jalaba fuera del antro una vez más.Aterrice de bruces en el callejón húmedo una vez más, y ya me había puesto duro
pensando que era Saint quien me había sacado del club. Pero cuando abrí los ojos,
encontré a alguien diferente.—¡Gabriel!— proteste, bastante sorprendido. Ese no era el arcángel que yo esperaba ver.
Aunque era bastante atractivo también.
—¿Que estás haciendo aquí?— pregunté mientras me incorporaba.
—La pregunta es ¿qué estás haciendo tu aquí? Creo que Saint te ordenó no cazar
más en este lugar— me dijo con su voz tan musical como severa.—¿Y ahora tú haces el trabajo sucio de Saint? Eso no es digno de alguien de tu
jerarquía, Gabriel…— dije mientras daba un paso hacia él.—Ni siquiera lo intentes, Perth. Conozco todos tus truquitos y no van a funcionar
—Una vez pasada mi decepción inicial, observe mejor a Gabriel. Tenía la misma piel de porcelana y las mismas chispas de hielo por ojos que Saint. Eran distintos, pero ambos compartían esa aura de majestuosidad y esa belleza de otro mundo.El cabello de Gabriel era oscuro como el mío lo cual resaltaba sus ojos claros y su piel perfecta. Dos pómulos afilados se posaban sobre su rostro impoluto. Sus labios eran más carnosos que los de Saint pero igual de irresistibles.
Y otro pensamiento maligno se cruzó por mi cabeza; ¿que era mejor que follar un
arcángel? ¡Pues follar a dos!Aquello iba a requerir de toda mis destreza, pero sí que la recompensa valdrá la pena.
—Pues no conoces TODOS mis truquitos, Gabriel. Tengo unos cuantos que podrías
disfrutar bastante…— dije mientras me adelantaba. Me aventure a acariciar la barbilla cuadrada de Gabriel con la yema de mis dedos y el separo sus labios en respuesta. La electricidad recorrió todo mi cuerpo.—Debes estar realmente loco para intentar eso conmigo— Gabriel aparto mi mano de
su rostro, el cual se estaba tornando rojo de vergüenza y excitación.