Se lo que están pensando. ¿Dónde está la famosa derrota que nos prometiste al
principio? Oh mis amados lectores, sé lo mucho que desean oír sobre el pobre Perth sometido y humillado. Pero todo llega al que espera. Así como a mí me llegó mi tan anticipado castigo. Y por partida doble.Pero una vez más, me estoy adelantando.
Luego de mi follada épica con el arcángel Gabriel, mi vida continuó como si nada por
algunas semanas. Y yo me sentía como el Amo completo del Universo. No había sido uno sino dos arcángeles los que habían sucumbido a mis encantos. Y gracias a unas técnicas de manipulación tan básicas que apenas podía creerlo.Pero mi victoria duró poco.
Una noche yo me encontraba preparándome para otra cacería, cuando un haz de luz rodeó mi cuerpo humano. Poco a poco, me fui desmaterializando hasta abandonar el tiempo y el espacio.
Viajé a través de luces y sensaciones indescriptibles en cuestión de segundos, tan solo para volver a materializarme en un lugar desconocido.
Una vez que recupere mi cuerpo humano, trate de descifrar dónde me encontraba.
Parecía un calabozo, y mis manos y pies se encontraban sujetos a la pared por gruesas cadenas.Cadenas que ni un demonio como yo podía romper.
¿Acaso me habían despojado de mis poderes?
Estaba recuperando mi aliento cuando también noté que estaba completamente desnudo.
Exclame una maldición entre dientes, mientras todo mi cuerpo ardía de rabia.
—Miren al poderoso demonio, tan vulnerable e indefenso…— una voz muy familiar dijo.
Saint y Gabriel se materializaron frente a mis ojos. Ambos lucían desnudos sus torsos perfectamente esculpidos, y sus alas blancas se alzaban sobre sus musculosas espaldas. No estaban completamente desnudos pero si lucían sus muslos torneados y fuertes. Así como las sonrisas orgullosas en sus rostros impasibles.
—¡Hijos de puta!¡¿Que me han hecho?!¡¿Dónde estoy?!— les grité, colérico.
—Estas en nuestro territorio, Perth. Aquí ninguno de tus trucos hará efecto—Saint me dijo con su voz de barítono.
Luego fue Gabriel quien dio un paso al frente.
—¿Acaso creíste que ibas a salvarte de tu castigo, demonio ingenuo?— su voz acarició mis oídos mientras deslizaba las yemas de sus dedos por mi pecho desnudo.
Su tacto me hacía arder, y en cuestión de segundos todo mi cuerpo vibraba con
necesidad.—Te ves tan hermoso, así de indefenso.— Saint agregó, y ahora eran las manos de
ambos las que recorrían mi torso, cuello y hombros.Mis manos y pies permanecían atados a la pared y ahora Gabriel deslizaba su afilada
lengua por mis clavículas.—No vamos a lastimarte, hermoso demonio. Tan solo vamos a darte el escarmiento que mereces— me dijo, todo mi cuerpo se sacudió con un escalofrío. Mi polla estaba dura, e inconscientemente arquee mi espalda y levanté mis caderas de la excitación.
—Oh...esto le gusta— Gabriel río por lo bajo. Saint besaba mi cuello, y la lengua de Gabriel bajaba peligrosamente por mis costillas, y abdomen. Sus fríos labios hacían que todo mi cuerpo se despierte, el calor crecía entre mis muslos.
—Es un demonio muy hermoso, no por nada se ha ganado su mote….—Saint dijo
mientras acariciaba mi pecho.—Si que lo es. Pero tiene que aprender una lección— la lengua de Gabriel encontró mi pezón y comenzó a dar círculos alrededor de uno. Yo apenas podía respirar de la excitación. Gemí de placer, pero Saint me calló con un profundo beso. Luego descendió por mi cuerpo y comenzó a lamer y succionar uno de mis pezones, mientras Gabriel torturaba el otro con sus dientes y lengua. No podía soportarlo; estar atado a la merced de los dos arcángeles.