Capítulo 4

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Luffy había tomado la mano de Law para guiarlo a través del bosque. El lugar se asemejaba tanto al bosque en el creció junto a sus hermanos, que la emoción por recorrerlo podía verse de lejos.

"Somos un par de imbéciles, Mugiwara-ya", había dicho el cirujano y Luffy sonrió para luego responder, "pero así nos queremos".

Después de asentir ante la declaración de Luffy, el capitán de los Mugiwaras, como era su costumbre, cambió abruptamente de tema y le informó que había encontrado un buen lugar en el bosque cuando lo recorrió por primera vez.

—¿Cuándo llegaste a la isla?

—Así es. ¿Quieres venir conmigo?

—¿Seguro que tú no tienes los mismos problemas de orientación que tu vicecapitán?

—Claro que no, confía en mí —dijo Luffy riendo y Law sonrió enternecido por la expresión de su pareja, se acercó para besar suavemente sus labios y posterior responder.

—Con mi vida —Luffy sintió como esa tan conocida sensación de mariposas, que jamás había logrado desaparecer a pesar del paso del tiempo, se instalaba en la boca de su estómago, haciéndole sentir algo idiota, pero muy feliz.

No mucho después llegaron a su destino. Una cascada no muy pronunciada desembocaba en un pequeño lago. En el centro del lago sobresalía un árbol gigantesco, y no necesitó voltear a ver a Luffy para saber que él quería llegar hasta ese árbol.

—Puedo llevarnos sin problemas hasta el... —alcanzó a decir antes de sentir como era envuelto en un abrazo, y cuando escuchó el "gomu gomu no", supo que debía prepararse para el golpe, así que, instintivamente cerró los ojos. Pero el golpe nunca llegó. Luffy había utilizado su propio cuerpo como amortiguador.

Lo que no pudo evitar, fue el revoltijo que generó en el estómago de Law —Creo que, tus poderes de goma, son eso que podría llegar a odiar de ti alguna vez.

Luffy sonrió ampliamente al saber que no hablaba en serio y le extendió nuevamente la mano. Law negó, sintiéndose un idiota al aceptarla otra vez, pero ¿Qué más podía hacer cuando él le sonreía de esa forma?

Le guio hasta una de las ramas más grandes en lo alto del árbol y se sentaron con los pies colgando. Luffy apoyó su cabeza en el hombro de Law y cerró los ojos.

La brisa que mecía las hojas, los sonidos de la cascada y los grillos, el reflejo de la luna sobre el lago y el calor que emitía el cuerpo de Law a su lado le reconfortaban.

—Me gustaría que conocieras el lugar donde crecí —habló Luffy sin lograr romper con la quietud del momento.

—¿En el East Blue? —preguntó mirándole con algo de curiosidad.

—Sí, hace años que no visito a mis amigos —habló mirando hacia el horizonte—. El bosque de la isla es muy parecido a este.

—Es un lindo lugar.

—Lo es —Law le miró fijamente, analizando sus facciones, y Luffy, al sentirse observado, le miró de vuelta—. ¿Por qué me miras así?

—Adoro verte hablar de las cosas que te emocionan —acarició su mejilla—. Es una de las tantas cosas que me gustan de ti.

—¿Y qué es lo que te gusta? —volvió a preguntar Luffy, sintiendo el aliento de Law cerca de sus labios.

—Tu pasión, el brillo de tus ojos, hasta tu obstinación... —pronunció y terminó de acortar la distancia que les separaba. El beso partió despacio, inquisitivo, y de forma pausada comenzó a subir de nivel —¿Quieres que regresemos a alguna de las naves?

Cuestión de orgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora