Close As Strangers (Luke & Tú)

1. Te odio hermano. (parte1)

Volvamos al 2011, donde todo empezó...

La campana sonó y todos salieron corriendo de clases. Me acababa de salvar de no haber estudiado para un oral de biología.

—Tranquila, ya pasó. —ríe Luke poniéndose de pie.

En el medio de la clase, de espalda a la pizzara, lo miré con mis mejillas ardiendo en un color rojo intenso.

—Casi muero, no estudié nada. —confesé

—Ya veo, estás roja.

—Mejor voy a salir de esta clase sino moriré aquí. —volví a mi banco para guardar mis cosas.

—¿Salimos hoy? —pregunta mientras ambos íbamos camino a la cafetería del colegio.

—¿A dónde? No se si puedo.

—Pensaba ir a cenar por la noche. Es que discutí con mi madre y sinceramente no quiero escucharla de nuevo.

—Ahora entiendo Luke. Y yo creí que era por que querías cenar conmigo. —mascullo ofendida

—¿Qué quieres decir con eso? —Luke frunció el ceño.

Ambos escogimos una mesa de la cafetería.

—Nunca me invitas a salir si no es por que discutiste con tus padres. —me acomode en la silla siendo totalmente sincera.

Ser sincera, eso es lo que debo hacer con Hemmings.

—No es cierto. —se defiende.

—Ya, no importa. No quiero pelear. —suspiro rendida y cabizbaja.

—¿Qué pasa? —pregunta él.

Lo malo en nosotros es que siempre se da cuenta cuando estoy mal.

—También discutí con mis padres, siempre es lo mismo. —acomodé mi cabello.

—¿Y ahora porqué?

—Esta vez fue por culpa de mi hermano. Lo odio tanto. —fruncí los labios para luego resoplar enfadada.

—¿Y ahora que hizo Mike? —Luke se ríe, aveces le parece gracioso las peleas que tengo con mi querido hermano.

—¡No te rías, no es gracioso! —lo golpeo en el hombro por más que sé que jamás va a dolerle —Ayer Mike trajo a su novia a casa y no resistí, la eché, entonces Michael se enojó conmigo y le dijo a papá que yo ya no soy virgen. Entonces mamá y papá empezaron a decirme cosas horribles. —expliqué con desesperación.

Después de que pasasen unos largos segundos de las carcajadas de Luke, prosiguió hablando. Lo entiendo porque, no puede ser que mi padre sea tan ogro.

—¿Porqué la echaste de tu casa? —dice el rubio burlándose de mi.

—¡Es que es culpa de mis celos! —digo en mi defensa.

—Tienes que entender que tu hermano ya no tiene cinco años, tiene dieciséis.

—Lo sé, pero él también es celoso, si tú no fueras su amigo hubiera hecho lo mismo que yo, echarte de casa. —me cruzo de brazos sintiéndome satisfecha.

Llegué a casa agotada. Como siempre, mis padres no estaban.

Abrí la heladera pero enseguida la cerré de golpe.

—¡Mike! —grité para saber si estaba en casa, de seguro que si, hoy no fue al colegio sólo por flojera.

Eso me molesta tanto ¿acaso no puede tener un poco de dignidida?