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Capítulo 4: Il bianco mi ha sempre favorito molto.
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Si tuviera que contar las veces que Vincenzo ha llegado a ser exagerado en algo, no tendría una cuenta exacta. Por la mañana me levante temprano para arreglarme con más tiempo de anticipación para no recibir quejas de que llegaríamos tarde a la junta improvisada que había planeado; al terminar de arreglarse, fuimos al restaurante que ahora si estaba abierto y que ahora entendía el porqué del miedo del chef hacia Vincenzo. Avergonzada por el comportamiento de mi pareja, me disculpé con el chef y le di un poco más de propina de la que había dejado Vincenzo.
—¡Cielos! Es increíble. —Mire la oficina discretamente mientras sostenía el sobre que fue la llave para que los tres pudiéramos estar aquí reunidos con uno de los títeres de Babel I&C.—Quiero ver la acusación la leeré.
Vincenzo me miro y yo puse el sobre en el escritorio mientras que este último lo acerco más al otro hombre para que pudiera tomarlo; el tipo suspiro antes de abrir el sobre tratando de buscar la "acusación".
—Está vacía. —Soltó una vez que en el sobre no se encontraba absolutamente nada. —Mentí para poder verlo.
—Ya le pagamos bastante ¿Por qué? —Pude notar cansancio y enojo en la forma en la que hablo, principalmente dirigiéndose al Sr. Hong. —¿Por qué son tan pesados?
—No somos pesados. —El Sr. Hong que se encontraba a mi lado izquierdo, le grito molesto. —Queremos corregir lo que está mal.
—Claro. Entonces, pueden demandarme cuando quieran. —Hagan lo que quieran o hagan una manifestación frente a la Casa Azul y aféitense la cabeza, claro sin ofender a la dama.
