Día 3: Reyes

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⚠ Advertencia: Mención de abuso sexual, secuestro y asesinato. Contenido Violento⚠

Un estruendo se escuchó por todo el palacio, despertando al sultán en medio de la noche. Se levantó enfurecido a tomar su abrigo de piel mientras se preguntaba quién tendría el atrevimiento de atacarle. La lista era larga, a pesar de contar con cierta inmunidad producto de surtir a los demás gobernantes de sustancias ilícitas y dominar el territorio Este a costa de sobornos a sus magistrados, Valentino era el gobernante más odiado de su dinastía. Incluso su gente lo despreciaba, era obvio tras promulgar que toda joven del territorio debía cumplir con al menos 5 años obligatorios de servicio en su concubinato.

No obstante, todo empeoró desde el momento que raptó a Anthony, el actual Rey del Imperio Ragni.

El joven rubio no sólo era una belleza, era un hábil monarca que destacó por actuar con diplomacia y justicia. A pesar de su apariencia delicada, era implacable a la hora de defender a los suyos y luchar por el bien mayor de su pueblo. Era un ejemplo a seguir para los demás territorios, quienes lo reconocían por sus méritos, ser un estratega en batalla y su integridad a la hora de gobernar.

Todo un trofeo a los ojos del degenerado sultán y su mano derecha Vox, quien en conjunto con la espía Velvet fueron claves para emboscar al monarca en una de sus expediciones al castillo del Rey Alastor, su aliado más poderoso y respetado.

Ya habían pasado varios meses desde esa hazaña. Anthony le fue asignado un nuevo nombre y pasó a formar parte del grupo de las concubinas favoritas del sultán Valentino, pero a diferencia de su harem, era mantenido drogado y encadenado en la habitación principal. Una esclava pelirroja se encargaba de alimentarlo, asistir su limpieza y sanar sus heridas. Por lo general, el joven rubio recibía ataques de las otras concubinas que estaban celosas de su posición privilegiada ante el sultán; incluso Vox, mano derecha y encargado del harem, desquitaba sus frustraciones en él a través de azotes y torturas. Cuando Valentino descubría que había sido lastimado, Vox culpaba a una esclava al azar para ser ejecutaba y luego difundía rumores que había sido una solicitud de parte de la nueva favorita.

Sólo la esclava Chery sabía la verdad, por lo que era bastante común que estuviera envuelta en peleas con las otras mujeres del harem al defender la honra de Angel; en un ataque nocturno, eso le costó uno de sus ojos.

Mientras Valentino terminaba de arreglarse, Angel empezaba a despertar de su estupor inducido por las drogas. Su cuerpo estaba magullado y adolorido. El sultán avanzó hacia la cama donde el rubio yacía con la mirada desorientada y le dio un beso forzoso para luego despedirse con palabras cariñosas.

Una vez fuera del cuarto, Valentino comenzó a gritar a los guardias para que buscaran a Vox y que se prepararan para combatir.

Después de unos minutos, Chery se escabulló al cuarto del sultán. Se encontró con su amigo en mal estado como era habitual tras una noche con Valentino, así que se dispuso a curar los rasguños y a limpiar los fluidos que escurrían de sus piernas.

-Angie, algo grande está pasando afuera. Están atacando el palacio. Esas malditas perras del harem están alborotadas y llorando como las putas tristes y patéticas que son. ¡Vamos, reacciona! Es nuestra oportunidad de escapar.

Los reflejos de Anthony eran lentos, tantos meses intoxicado con opio y belladona habían traído sus consecuencias al joven Rey. Sin embargo, respiró profundo e hizo un esfuerzo para aclarar su mente; su amiga tenía razón, no debía desperdiciar este momento. Se permitió asistir por ella mientras avanzaban con cautela por el pasillo mientras escuchaban gritos desgarradores además del sonido de cañones, espadas y armas de todo tipo. Quien sea que se estuviera enfrentando a Valentino y su enorme ejército debía ser alguien de recursos ilimitados.

Al girar hacia el siguiente corredor, se encontraron de frente a Velvet. Ella sangraba del lado izquierdo de su rostro y caminaba con dificultad; miró con furia hacia Angel mientras las lágrimas caían sin control y repentinamente su risa maníaca comenzó a oírse en medio del caos

- JAJAJAJAA ¡Esto es tu culpa!

Rápidamente sacó un par de cuchillos de sus ropas y los lanzó hacia ambos. Chery se interpuso para proteger a Angel y una de las armas le atravesó el cuello, desangrándole al instante. El cuerpo inerte de la pelirroja se desplomó en brazos del joven rey, quien gritó desolado. Había perdido a la única persona que le había dado una luz de esperanza en medio de ese infierno, su amistad fue un oasis entre tantos abusos y vejámenes sufrido a manos de esos hombres y mujeres. Ya nada quedaba en estas tierras exóticas para mantener su frágil cordura.

Escuchó un arma de fuego cerca, pero eso no lo detuvo de seguir gritando y aferrándose al cuerpo de Chery, embadurnándose de su sangre aún caliente. Unas fuertes manos sujetaron su rostro con delicadeza, acompañados de un olor a canela y pólvora.

-Anthony.

Esa voz aterciopelada y dulce lo hizo abrir los ojos. Se encontró con un rostro moreno y varonil que lo observaba con atención; su mirada revelaba emociones encontradas. El Rey Alastor en persona estaba de rodillas ante él, aliviado por haberlo hallado vivo, preocupado al ver su estado y enfurecido al notar sus heridas y cicatrices.

-¿Al? ¿De verdad eres tú? – El castaño retiró con cuidado el cadáver de los brazos del rubio y lo abrazó.

-Sí, vine por ti. Nunca dejé de buscarte Mon Cher.

Anthony correspondió el abrazo con fuerza y comenzó a besarlo con pasión. Necesitaba expresarle que a pesar de todo lo que vivió, no lo había olvidado y que tanto su corazón como su alma seguían perteneciéndole.

El rubio se separó del beso y se puso de pie contemplando a su hombre con la determinación que trae el fuego de la venganza.

-Al, quiero que bañes de sangre este palacio y que no quede rastro alguno de esta dinastía en la historia.

El Rey Alastor sonrió siniestramente, tomando la mano derecha de Anthony para besar sus nudillos.

-Estoy a tus órdenes, Mi amor.

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