Día 4: Lencería/Tentáculos

228 25 1
                                    

Advertencia: NSFW y la foto es para ilustrar el regalo de Angel a Alastor.


-Vamos Al, sal de una vez.

-No sé cómo logras convencerme de probar estas tonterías.

Ambos estaban en una habitación de uno de los hoteles más exclusivos de la ciudad Pentagrama. Con el motivo de su octavo aniversario, habían disfrutado de una exquisita cena en el restaurante favorito del Demonio Radio, seguido de unos tragos y baile en el Club de Jazz ambientado en los años 20. Angel se esforzó en procurar que Alastor tuviera una noche perfecta, de modo que no pudiera negarse cuando lo llevó a la suite más cara del hotel y le entregara su regalo.

El albino esperaba ansioso sobre la cama mirando hacia la puerta del baño. Vestía un negligé, cuya parte superior era de seda rojo con encajes negros y la parte de la minifalda eran capas de transparencia. Para completar el outfit, tenía un liguero de cuero ajustado, que unía sus bragas con unas medias de red negras. Angel se mordía el labio inferior de sólo imaginar cómo luciría su hombre.

Finalmente la puerta se abrió, revelando a un avergonzado demonio ciervo envuelto en una bata de seda que le llegaba hasta los pies. Sus orejas estaban bajas y miraba con intensidad el suelo, mientras una interferencia empezaba a subir de intensidad.

-Vamos cariño, me lo prometiste. Estamos solos, no necesitas ser tan tímido frente a mí.

Alastor suspiró, tratando de reducir su ruido interno. El demonio Radio corroboró por sexta vez que la puerta estuviera adecuadamente cerrada y con su magia insonorizó el recinto. También envió a su sombra a vigilar afuera de la habitación, con la orden de asesinar a todo quien osase interrumpirlos. No era necesario, ya que la recepción se había encargado de eso por orden expresa del Overlord al ingresar.

Se acercó a la cama con pasos cortos y dejó caer la bata al suelo. Vestía un traje de malla transparente, sus brazos estaban descubiertos al igual que la zona del pecho y la cadera. Los ojos de Angel se pasearon por todo su cuerpo, deteniéndose en la tanga de cuero negro.

-Oh Papi ~- Angel jadeó de excitación, mientras su figura y atuendo eran sometidos al mismo tipo de escrutinio por parte del demonio Radio. Alastor emitió un gruñido gutural antes de abalanzarse sobre el arácnido y empezar a besarlo con pasión.

La respuesta no se hizo esperar, Angel correspondió con el mismo fervor mientras sus manos se deslizaban por el torso del ciervo, acariciándolo mientras sus lenguas peleaban por dominar el beso. De repente, Alastor se separó de esos labios enrojecidos, jadeando y formando una sonrisa tanto oscura como seductora.

-Espera cariño, aún no te he dado tu regalo.

Chasqueó sus dedos y unos tentáculos inmovilizaron al albino en la cama, liberándolo de su agarre. Antes de que Angel pudiera reaccionar, una de estas extensiones negras subió por su cuello generando una leve presión e iniciando con una dulce sinfonía de gemidos de parte de la araña. Poco a poco, más tentáculos comenzaron a cubrir y estimular el cuerpo de Angel, mientras Alastor retiraba con cuidado el liguero y las bragas.

Iba a sacarse la lencería para evitar dañarla o ensuciarla, pero el pie de Angel se posó sobre su entrepierna, causando escalofríos en su columna.

-Al...por favor, no te lo quites. Ven...te necesito.

Esa súplica entre jadeos, aumentó su deseo de poseerlo. Quería oírlo gritar su nombre una y otra vez, llevarlo al borde del orgasmo para detenerse y así torturarlo toda la noche. Quebrar su pervertida mente con los fetiches más degenerados para que así, nunca sintiera la necesidad de estar con nadie más que con él. Alastor estaba dispuesto a hacer todo lo que el albino le pidiera, con tal de mantenerlo a su lado, feliz y satisfecho en todas las áreas de su no vida. Bueno, tal vez no todo, no concebía la posibilidad de compartir esos momentos con nadie más que su adorado Angel.

Lentamente, desató la ropa interior de cuero para liberar su miembro erecto, ante la mirada lasciva de su pareja. Los tentáculos ya habían preparado la entrada del arácnido, estrechando y lubricando lo suficiente para que entrara con facilidad. El ex actor porno tenía la mirada nublada y fija en los movimientos de su hombre, quien se acercaba con una mirada voraz, propia de un depredador. Amaba con locura a ese ciervo y a veces el sentimiento lo asustaba, por lo que trataba de llevar la relación a terrenos conocidos para él; pero con Alastor nunca era sólo sexo, a pesar de lo salvaje que podía ser, había una fuerza extraordinaria que se hacía presente en esos pequeños gestos amables que le dedicaba el demonio ciervo: la forma en que le sonreía, cuando tomaba su mano, su mirada cuando lo escuchaba y muchas otras acciones que aparentaban ser irrelevantes, pero las atesoraba en el fondo de su corazón.

Angel gritó de placer al sentir la primera estocada, profunda y certera en su próstata. El vaivén de sus caderas comenzó a sincronizarse al igual que sus jadeos y el latido de sus corazones. Los gritos y gemidos reverberaban en la habitación, la cama se estremecía con cada embestida y la cornamenta del demonio Radio comenzaba a expandirse a medida que se acercaba a su clímax.

Sería una larga noche, llena de promesas, palabras de amor, orgasmos y una gran sorpresa para ambos. Ninguno sospechaba que el otro había comprado un anillo de compromiso para esta ocasión y cada caja estaba guardada en sus respectivos abrigos.   

Semana Radiodust 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora