Fuego de Cadáveres

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   El verano era el más caluroso de la última década. Todos pensaban que se trataba de algún tipo de maldición enviada por los dioses. Masha, una aldeana, vivía con su madre y sus hermanos cerca del acantilado de Shorpen. Eran una familia muy querida por el resto de la aldea y muy humildes. Cada vez que alguien necesitaba ayuda o algún consejo, la señora Lara siempre estaba dispuesta a colaborar, sin esperar nada a cambio.

   La choza siempre está animada, los gritos de los niños jugando llenan de alegría los corazones de la anciana mujer. El esposo de la señora murió hace varios años durante la guerra por las conquistas del nuevo mundo. Al ver a su madre sola y desamparada, Masha comenzó a preocuparse por su bienestar. Cumple todas las tareas que pueda, sin protestar ni media palabra.

   La vista desde el acantilado es sorprenderte al atardecer. El sol choca directamente la superficie del océano y durante unos minutos toda la casa adquiere un tono naranja muy hermoso. Todos los días Masha y sus pequeños hermanos se quedan parados para contemplar semejante paisaje. A pesar del calor, las noches de la montaña siguen siendo frescas, la temperatura desciende descontroladamente.

   La hoguera está encendida con un poco de agua justo en el centro de la casa. La mesa está servida y preparada con cinco platos y una jarra de piedra enorme. Sobre los platos había unos trozos de pan y algunas patatas. La economía de esa familia durante el calor no es muy buena, aunque empeora con el frío. Todos ya están sentados, se agarran de las manos y comienzan a decir una oración para agradecer por la comida.

-Y bendice a todos nuestros seres queridos, los que se fueron y los que todavía quedan –La voz de Lara termina la oración –Amén

-Madre, ¿Cuál es la razón de estos rezos? –Pregunta Masha mientras observa fijamente su trozo de pan -¿De verdad Dios existe y nos escucha?

-¡No vuelvas a dudar de su existencia! ¡Dios es todo y todo es nada sin él! –Golpea la mesa con el puño cerrado

-Si Dios de verdad existe, si es cierto que nos está viendo –Suelta unas lágrimas sobre la mesa –Entonces, ¿Por qué se llevó a padre con él? ¡Dime! –Ella también golpea la mesa con su mano

-Los caminos del Señor son impredecibles, tu padre escuchó el llamado y decidió ir con él –Se aprieta el vestido –Pero no obstante, ¡No tienes derecho a cuestionar la existencia del Señor!

-¿Me estás diciendo que padre fue con Dios simplemente porque quiso? –La expresión de su cara cambia rotundamente –No quiero seguir a un Dios que se lleva personas buenas como mi padre y deja a personas crueles como Joger con vida ¡Reniego del Señor!

-¡Insolente! –La madre golpea de Masha, el resto de los niños comenzaron a llorar al ver semejante escena –Quiero que te vayas afuera, será tu castigo por dudar del Señor

   Sin responder nada, Masha abandona la casa dándole un buen tirón a la puerta. La noche estaba fresca, el viento estaba muy intenso. Aprovechó que su madre la sacó de casa para caminar un poco por la aldea. Todos estaban encerrados en sus casas, con velas y hogueras encendidas. Luego de unos cuantos pasos se detiene frente a unas puertas enormes, las observa de abajo hacia arriba y justo en la parte más alta, hay una cruz que brilla con la luz de la luna. La iglesia estaba ya cerrada por el tiempo, la oscuridad había consumido la aldea. Abre una de las puertas, no del todo, sino lo suficiente para que pudiera entrar.

   Por uno de los ventanales entra la luz lunar, ilumina una buena parte del lugar. Masha camina por el centro del espacio formado entre las dos pilas de bancos. El eco provoca que sus pasos tengan un sonido más elevado. Se mueve despacio, pero interrumpe su avance por un pequeño objeto brillante que estaba en el suelo, se agacha y lo toma con su mano izquierda. Un anillo de color negro con un diamante blanco, cautivó por completo a la joven. "Su dueño no está por los alrededores", pensó mientras observaba de un lado a otro e introducía el accesorio en el dedo del medio de su mano izquierda. Abandona la iglesia corriendo y se dispone a regresar a su choza para contarle a su madre.

El Reino De KoratDonde viven las historias. Descúbrelo ahora