Prólogo.

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Cerré la puerta lentamente tratando de no hacer ningún ruido. Había ido a una fiesta, que por cierto había estado buenísima, y mi madre me había dicho que el toque de queda era más tardar a las doce de la noche. ¿Y qué hora era? Las cuatro de la mañana. No fue mi culpa, nadie quería que me fuera, soy el alma de las fiestas. Cuando estaba a punto de subir las escaleras escuché un ruido en la cocina y me congelé.

—¿Harry? —Llamó mi mamá desde la cocina.

Maldita sea. Estaba muerto. Me acerqué lentamente a la cocina y vi a mi mamá parada a un lado de la barra mirándome fijamente. Con esa mirada que sólo las madres saben hacer.

—¿Sí? —Pregunté con la voz más inocente que pude.

—¿Puedes decirme qué hora es?

Se veía pacífica y con una expresión de sueño, pero usaba eso de máscara, por dentro estaba furiosa. Muy furiosa.

—Las doce...

—Harry, son las cuatro de la mañana.

—¿Qué? —Fingí sorpresa — Seguramente el reloj de la casa de Marco estaba mal, lo siento mamá, no volverá a ocurrir.

Trate de escapar y subir las escaleras, pero mi mamá llamó de nuevo. Estábamos a punto de salir de vacaciones de verano. No quería ningún castigo.

—¿Y no tenías la hora en tu celular?

—Oh, es que —Vamos piensa una excusa —Se quedó sin batería.

Me iba a retirar, pero mi mamá llamo una vez más. Por favor que no me castigue, repetí muchas veces mentalmente.

—Al ver que no llegaste a la hora que te indiqué, hablé con tu papá sobre tus vacaciones de verano.

Por favor no. Por favor no. Por favor no.

—¿Ah sí? —Pregunté fingiendo que no tenía importancia, pero ella sabía cuán importante era para mí — ¿Y qué dijo? ¿Saldremos en familia o qué tienen planeado?

—Sí, saldremos en familia.

No era lo que quería, pero al menos saldríamos y podía separarme de ellos cuando pasearan.

—¿Y a dónde? —Pregunté.

—Caledonia —Respondió mi mamá, no estaba muy lejos de Chicago, era aún dentro del estado y había escuchado que había muchas fiestas ahí.

—Genial ¿y dónde nos hospedaremos?

—Angelic Organics — Dijo, al parecer no tenía ganas de hablar, estaba muy enfadada.

—Oh, no conozco ese hotel...

—No es un hotel, es una granja —Respondió tranquilamente mientras mi mente procesaba eso.

—¿Qué? ¿Una granja? —Estaba sorprendido, pero después indignado —¿Para qué quiero ir a una maldita granja? ¿Al menos me dejarás salir?

Ella sacudió la cabeza negándolo.

—Es un viaje en familia, esa granja es muy bonita y ayuda a personas que no tienen alimento, y nosotros vamos a trabajar en ella.

—¿Escuché bien? ¿Trabajar? —Pregunté ahora enojado —¡Son vacaciones de verano!

—Baja la voz, muchacho, tu papá y tu hermana están dormidos —Dijo — Es hora de que aprendas a comportarte y qué mejor que hacerlo en una granja, no nos van a pagar, somos ayuda comunitaria, también debes aprender a dar sin querer recibir.

—¡Pero...!

—Pero nada, a tu habitación y a dormir, nos vamos a las ocho de la mañana.

—Pero son las cuatro, no voy a dormir lo sufi...

—Harry, nadie te dijo que llegaras a esta hora, si hubieras llegado temprano tal vez ni siquiera iríamos.

Maldita sea, tal vez aún quedaría con quién salir cuando volviéramos.

—¿Cuánto nos quedaremos ahí? —Pregunté.

—Todas las vacaciones.

Me quedé sin habla. Simplemente lo mejor, obviamente estoy siendo sarcástico, digo, ¿qué mejor que pasar tus vacaciones en una granja, sin paga, levantándote temprano y sin diversión? Si estuviéramos en Inglaterra, no tendría que hacer caso porque ahí soy mayor de edad, pero aquí en Estados Unidos me faltaba un maldito año. 

Éstas vacaciones de verano iban a ser eternas y muy aburridas.

Angelic Organics (h.s.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora