3: Universo.

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Día 3.

Y aquí vamos de nuevo, otro día en esta aburrida granja. Otro día en que tenía que hacer tareas que pusieran en riesgo mi higiene personal. El día de hoy me había levantado media hora tarde recibiendo un regaño por parte de mi mamá.

Me había tocado bañar a tres caballos, alimentar a los cerdos y ayudar a mi papá a lavar unos tractores. Aunque no entendía para qué los lavaban si se volverían a ensuciar.

Ahora mismo estaba vaciando la comida en los contenedores de una extraña máquina. Al menos la granja era moderna. Se suponía que esta máquina iba a dejar caer la comida a los platos de los cerdos desde unos tubos en el techo.

Cuando terminé de llenar la máquina, verifique que los platos estuvieran en el lugar correcto y luego camine hasta la otra esquina del granero a jalar la palanca y que dejara caer la cantidad de comida exacta. Esto seguía sin gustarme, pero si lo hacía mal tendría que trabajar el doble.

Jalé la palanca con todas mis fuerzas y escuché cómo las compuertas de los tubos se abrían y la comida caía. Pero también escuché un grito. Me giré inmediatamente y me sorprendí al ver a Karla llena de comida para cerdo.

Oh no, no.

Debo admitir que quería reír, pero no podía hacer eso por lo apenado que estaba. Ella miró en mi dirección y frunció el rostro.

—¡Lo hiciste a propósito! —Me acusó.

—No, yo lo siento Karla, no vi que estabas ahí.

—Claro, no vas a ver que estoy aquí, necesitas comprar lentes —Dijo —¿Sabes que tipo de cosas repugnantes tiene esa comida, inútil?

—No me hables así, no lo hice a propósito y ya me disculpé.

—Ahora tengo que ir a ducharme— Dijo y comenzó su camino hacia las habitaciones.

La seguí y escuché cómo se iba quejando, era una escena cómica.

—La hora del baño es de seis a ocho, a menos que quieras ducharte con agua helada —Le dije recordando lo que ella me había dicho.

—¡Agh, eres un idiota!

—¿Yo idiota? —Le pregunté —Yo no fui el que se paró encima de los platos de los cerdos.

—¡No sabía que ibas a servirles de comer!

—¡Y yo no sabía que estabas ahí parada! —Me defendí.

Aléjate, ya no te acerques nunca a mi —Dijo.

Rodé los ojos y ella siguió caminando. Traté de disculparme y no quiso hacer caso, que se joda, seguro estaba en su período menstrual.

Regresé al granero y vi el desastre que Karla había ocasionado, la comida había salpicado al caer en ella. Suspiré y comencé a limpiar con una manguera y una escoba. Veinte minutos después el comedor de los cerdos estaba limpio y lleno de comida. Los cerdos ya estaban comiendo y haciendo un desastre de nuevo. Yo no iba a limpiar eso.

Después fui con mi papá y le ayudé con los sucios tractores. Me empapé toda la camisa y tuve que ponerme otra seca. Eran las nueve de la mañana y aún tenía que bañar a esos caballos. Fui por todo lo que necesitaba, esponjas y jabón y luego fui a la pista de carrera de caballos. Había un caballo en cada cubículo.

Comencé bañando a uno lo más rápido que pude y verificando que quedara limpio. Era un caballo de color obscuro y manchas más oscuras. Luego bañe al siguiente que era color beige con manchas cafés y al último al blanco con manchas cafés también.

Angelic Organics (h.s.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora