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Me olvidé de mí, De mi cuerpo, de mis pechos que ya no eran míos. Me olvidé de quién era y me convertí en una mera pertencia. Fui todo y nada a la vez.
Pero sin mí.
Y entre tanto olvido, me perdí...
Y sin siquiera buscarme, cuando menos lo esperaba, encontré mi piel oculta bajo la ropa. Mis ojos cansandos queriendo ver más.
Sentí un hambre atroz, ganas de comerme el mundo. Y sentí la fuerza, la energía y la lucha en mis manos.
Descubrí mi valía, aquella que nadie veía. Y comprendí que podía ser alguien.
Me lo creí.
Me lo dije una y otra vez.
Aprendí a amarme, a quererme, y exprimí al máximo esa llama naciente.
Tanto la exprimí, que volvió a perecer... Y de nuevo,
me olvidé de mí.
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