『 𝐂𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐂𝐡𝐢𝐧𝐚 𝐱 𝐕𝐞𝐧𝐞𝐳𝐮𝐞𝐥𝐚 』

One-shot ⁴

❝ ¿𝒀 𝒔𝒊 𝒄𝒂𝒎𝒃𝒊𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒖𝒏 𝒑𝒐𝒄𝒐 𝒍𝒐𝒔 𝒓𝒐𝒍𝒆𝒔? ❞

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En una tarde que teñía de naranjas y rojos hermosos el cielo, China arreglaba su apariencia física.

Desde hacía un año, se había mudado al "ranchito" de su amado Venezuela, el cual había robado su corazón.

Pero, gente, nos estamos adelantando. Mejor comencemos con la historia de amor de estos dos tortolitos.

Todo comienza cuando un día, durante una fiesta, Venezuela le quería hacer el sin respeto a China porque "lo amaba con locura" según sus propias palabras.

China se negó rotundamente, diciéndole que sí quería algo con él, debía comenzar a cortejarlo como era debido. El latino sin más, aceptó.

Luego de todo aquello el venezolano, decidido, comienza a cortejar a su chinito bello con pequeños detalles antes y durante las tediosas reunionesde la ONU. Entre ellos chocolates, rosas y poemas escritos por él mismo.

El asiático se emocionaba en gran manera por todos los detalles, el amaba al latino también, pero quería que le demostrara que lo quería más que solo para una noche divertida.

Luego de un mes, el de estrellas blancas lo invitó a salir después de aquellas reuniones de trabajo. Y el chino, con toda la alegría del mundo aceptaba.

Entre salidas a cafés y comidas rápidas, siempre al latino se le iba la mano un poquito, acostumbrado a agarrarle una "nalga" o acariciarle la cintura.

El ser más bajo que su contrario no iba a impedir que fuera el activo de la relación.

Y por alguna razón, ese sentimiento de dominio que tenía China con todos los países, desaparecía cuando estaba con el venezolano.

Por alguna razón, él quería que Venezuela lo dominara también.

Así pasaron los meses, y los dos se fueron enamorando más del otro cada día, siempre encontrando algo nuevo en el contrario que maravillaba.

Finalmente, luego de tanta insistencia y casi dos años de cortejo, China aceptó ser su pareja (porque obviamente mi ciela, hay que hacerse la difícil, lo bueno siempre se hace esperar 👉👁👄👁👈).

Pasaron un año de noviazgo, donde tuvieron sus altos y bajos, también sus momentos felices y triste.

Como cuando el venezolano cayó enfermo luego de una subida masiva de inflación, donde China estuvo con el hasta el último segundo.

O cuando conocieron a la familia del otro, China nunca pensó que los estados latinos fueran tan enérgicos y alegres, pero al mismo tiempo tenían sus momentos de madures y responsabilidad.

Los de China, para pensar del de estrellas blancas, eran muy rígidos y finos, nada que unos días trabajando en el campo no arreglen.

Ambos se conocieron más y, luego de tanto decidieron vivir juntos.

El chino acepto ir a vivir en casa del venezolano, ya que el le dijo que sería más tranquilo para ambos y que tampoco quería verse como un aprovechado.

Los primeros días fueron un dolor de cabeza para la gran potencia asiática, ya que no contaba con todos los lujos de su otra casa, donde tenía sirvientes, comida finamente hecha para su paladar y una cama enorme con unas hermosas sábanas de ceda blanca.