Como siempre iba tarde a la escuela, estaba en el mejor de los tiempos, en la edad donde me creía todo lo que me contaban y justificaba todo lo que aprendía, también era la edad de la locura y la época perfecta para la incredulidad; la primavera de la juventud pero no como pensaba, ya era de nuevo enero y el reloj marcando las 5:45 y yo aún sin ducharme. Tenía ganas de todo menos de ir a la escuela; los mismos profesores de años anteriores y las mismas ganas de que las vacaciones tarden menos que de costumbre; lo único bueno era el reencuentro con mis viejos amigos, siempre la primera semana la teníamos libre para socializar y conversar sobre qué ropa nueva o qué juguete nuevo nos habrían regalado nuestros padres para navidad. Algunos no queríamos más que pasarnos el día hablando y tomándonos fotos presumiendo el regreso escolar como si fuera la farándula estadounidense, pero sabíamos que no duraría mucho ya que al cabo de algunos días volveríamos a la rutina del uniforme blanco con zapatos bien lustrados y los cuadernos bonitos. Algunos lambe botas ya irían con el uniforme puesto para mostrarle a los demás su desfaches pero que se jodan, ya con el tiempo a cuestas y habiendo meditado con que atuendo iría tome un cuaderno por si al caso y corrí.
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Ella y su perfume
RomancePensó que el amor nunca le pasaría hasta que ella pasó frente a sus ojos, atónito emprendió un viaje para conquistarla y cuando estaba en la cima de su éxito comenzaron los problemas, las intrigas, los celos... y un inesperado cambio de país. ¿Pued...