¿A que soy gilipollas? - 10

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Ninguno de los dos se dirigió la palabra durante el trayecto a casa. Cada uno estaba inmerso en sus propios pensamientos. Seokjin seguía dándole vueltas a lo que Kim lo hacía sentir y por más que intentó hallar una explicación, no la encontró. Era lo más irracional que había experimentado nunca. Sólo comprendía una cosa y es que, por más paradójico que fuera, a su lado se sentía vivo y ardiente. Pero no sabía si esos sentimientos los despertaba la misma cólera o la pasión. El caso es que se sentía vivo y ya era mucho más de lo que había sentido por nadie.

El pelinegro contempló su reflejo en el espejo retrovisor. La herida de la ceja había dejado de sangrarle pero se le iba a formar un buen moretón. Maldito estúpido, le había puesto la cara como un mapa. Aunque siendo sincero era lo que menos le preocupaba. Empezaba a pensar que la situación se le estaba yendo de las manos. Ya no lo movía solo el placer de la venganza. Había comprendido que ese castaño era su debilidad, su talón de aquiles. Lo había comprendido en el momento exacto en que lo había visto desaparecer de la fiesta con ese imbécil.

Y luego cuando los había sorprendido en ese cuarto... Cerró los ojos por un segundo al notar que lo volvía a cegar la rabia. ¡Mierda! ¿pero qué estaba haciendo? Se preguntó atormentado.

¡Creía que ya lo había superado! Lo pensaba fríamente y aquello era absurdo. Él había cambiado, ya no era el chavalito escuálido de mirada tímida. Ahora era un hombre fuerte, serio, poderoso. Se suponía que estaba curado, que era inmune al influjo de Seokjin. Entonces cerró los ojos por un segundo pero aunque lo intentó, se dió cuenta de que ya no podía odiarlo como antes.

Seokjin de repente empezó a encontrarse mal. El estómago se le contrajo en un nudo y se llevó la mano a la boca para reprimir las arcadas.

-Por favor para el coche. Voy a vomitar.- le pidió cada vez más pálido.

Kim giró la cabeza de inmediato. -¿Bromeas? ¿No puedes esperar?- el chico lo fulminó con la mirada.

-Oye, como no pares el puto coche te lo pondré como perdido. -lo amenazó en serio, por lo que el pelinegro obedeció en cuanto encontró una plaza libre de aparcamiento.

Seokjin abrió la puerta, se inclinó sobre sus rodillas y vomitó en el arcén. Luego se quedó en esa misma postura, incapaz de mirarlo siquiera. Se sentía tan vulnerable y humillado... Pero de repente notó como sus manos le acariciaban la cabeza y le retiraban el pelo con delicadeza de la cara. Se dejó caer en el asiento y cerró los ojos. Estaba totalmente mareado y sudoroso.

-Gracias.- masculló.

-De nada. ¿Por casualidad probaste los canapés que estaban junto al centro de mesa?

-Sí, ¿por qué?- el azabache soltó una suave carcajada.

-Jin, esos canapés eran de cangrejo.

-¿Como sabes que soy alérgico al marisco? -preguntó perplejo.

De pronto Kim se quedó congelado, pero enseguida buscó una respuesta para salir del paso.

-Tengo tu expediente laboral. ¿Crees que no podía conseguir tu historial médico?

-Eres un cabrón. -le espetó indignado- Y si no te importa prefiero ir andando. Me vendrá bien tomar un poco de aire.

-No digas tonterías, no pienso dejarte solo en estas condiciones. Aún tienes cara de muerto. -comentó, observando su acentuada palidez.

-¿Ahora resulta que te preocupas por mí? -le preguntó con escepticismo.

Al azabache le rechinaron los dientes.

-Por supuesto que no. -mintió- Pero aún no he terminado contigo.

-Pues lo siento mucho, pero como puedes ver no estoy en condiciones de hacer el amor.

𝑳𝑶𝑽𝑬 𝑫𝑬𝑩𝑰𝑻 ❦︎ 𝑵𝒂𝒎𝑱𝒊𝒏ᵃᵈᵃᵖDonde viven las historias. Descúbrelo ahora