Es mucho peor - 24

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Seokjin se quedó helado. Oh Dios mío, ¿cómo se había enterado?

—Escucha Namjoon, no es lo que estás pensando
—empezó a disculparse con voz temblorosa— Yo fuí al pueblo para buscar a tu madre. Después de la terrible historia que me habías contado necesitaba hablar con ella. Pero nadie sabía decirme dónde encontrarla. Así que esa señora se ofreció a ayudarme...

Su voz se fue apagando a medida que observaba su expresión sombría. Su boca era una fina línea y sus ojos desprendían hielo y fuego a la vez.

—Tienes razón, no es lo que yo pensaba. Es mucho peor. —sentencio tajante — Decidiste jugar a los detectives y te presentaste en el pueblo para hablar con mi madre a mis espaldas. Pero como no lo conseguiste optaste por comprar información.

—No se trata de eso.

—Por supuesto que se trata de eso. Contigo siempre se trata de salirte con la tuya. Algo que pienso solucionar esta misma noche. Acompáname a preparar la cena. —le ordenó con dureza antes de pasar por su lado para dirigirse hacia el salón.

Seok obedeció cohibido y con piernas temblorosas. Desde luego la velada no estaba resultando como esperaba. Había imaginado una noche romántica, con promesas de amor eterno y caricias bajo las sábanas. Ahora todo era comentarios cargados de hostilidad, tensión y miradas de reproche. Notó un nudo angustioso en su garganta pero lo reprimió para no caer en la autocompasión.

Entonces se quedó congelado en la puerta de su despacho cuando vió lo que Namjoon había preparado.

Dónde antes había una gran mesa de caoba llena de documentos y material de trabajo, ahora había otra mesa casi al ras del suelo, de estilo japonés y mucho más larga, con velitas que iluminaban tenuemente la habitación.

—¿Es aquí dónde cenaremos?

—Algo así. —contestó con una sonrisa perversa y misteriosa— Pero no adelantemos acontecimientos. —se apresuró a decir— Ven conmigo al baño, te daré una ducha. —añadió abriendo una puerta que había contigua al despacho.

—No entiendo de qué va todo esto. Yo ya vengo duchado de casa. —se quejó indignado.

El pelinegro volvió a sonreír de forma maliciosa.

—Créeme, bebé, la ducha que yo tengo pensada es más divertida.

Seokjin dejó a un lado su recelo y le devolvió una sonrisa tímida. ¿Sexo bajo el agua? Sonaba bien. Se quitó la camiseta, los pantaloncillos cortos, los zapatos, el resto de la ropa y se metió dentro de la bañera.

—¿Tú no te desnudas? —inquirió con un gesto provocativo al ver que no lo seguía.

—No, mi plan es otro. —le contestó de manera cortante.

Pero antes de que el castaño tuviera tiempo de preguntar, Namjoon cogió sus manos y se las ató a una barra metálica que colgaba del techo.

—¿Te gusta mi sorpresa? La he mandado a poner esta misma tarde.

Jin alzó la mirada, vió sus muñecas esposadas sobre su cabeza y entendió lo que iba a pasar.

—¿Me va a doler? —quiso saber, temeroso.

—Sí. —le contestó sin rodeos— Pero te prometo que no haré nada que no puedas soportar.

El menor empezó a lloriquear.

—Shhh, no tengas miedo. —le susurró acariciando sus labios carnosos— Sé que en el fondo te mueres por descubrir lo que me traigo entre manos. A los dos nos gustan los enigmas y las sorpresas.

Namjoon agarró su nuca y lo atrajo hacia su boca con rudeza. Seokjin gimió al notar el sabor del vino mezclado con el sabor de su lengua, mientras apretaba y estrujaba de forma obscena una de sus nalgas. Luego sintió como su otra mano bajaba lentamente por la piel tersa de su vientre, se detenía en su miembro y le apretaba su sexo un poco duro.

—¿Lo ves? —dijo dando un leve apretón — El misterio te pone cachondo, lo que significa que eres tan morboso como yo. — agregó llevándo sus dedos mojados por el presemen del castaño a la boca para saborearlo.

Las pupilas de Seokjin se dilataron mientras lo veía relamerse. Le resultaba una imagen de lo más erótica y excitante. Namjoon se alejó unos metros para regodearse en su desnudez y contemplarlo con detenimiento.

—¿Sabes cuántas veces fantaseé con tenerte así? —comentó admirando la redondez de su trasero, sus pezones erguidos y su piel canela...— Ya lo creo que fantaseé con esto. De hecho me hice muchas pajas mientras imaginaba que te tenía así. —confesó con aire socarrón al ver como él hacía lo posible por cruzar las piernas.

No le gustaba notar su mirada lasciva en sus partes íntimas. Lo hacía sentir indefenso y expuesto. Y el mayor no apartaba su mirada de ahí porque precisamente lo sabía.

—En realidad te he deseado desde que era apenas un crío con pelos ahí abajo. —continuó hablando— ¿Te acuerdas cuando teníamos trece años? Tú te burlabas de mí, me despreciabas delante de los demás porque era feo y pobre, me humillabas en el instituto. Pero la verdadera tortura venía luego, cuando nos quedábamos a solas. Entonces dejabas aparcada tu hostilidad, venías a mi cuarto con una sonrisa radiante y coqueteabas descaradamente conmigo. Siempre me pregunté por qué lo hacías si tan repugnante te resultaba.

—No lo sé. —musitó avergonzado.

Namjoon se dirigió a él, abrió el grifo de la ducha y le lanzó un chorro de agua helada. Seokjin soltó un alarido estremecedor.

—¿Quieres que llene la banera con hielo y te sumerja dentro? Pues más te vale decir la verdad. —le advirtió con una mirada fiera.

El castaño guardó silencio y el azabache volvió a lanzarle otro chorro de agua helada.

—¡Porque me divertía jugar contigo! — admitió furioso— Me encantaba ver como te derramabas el té sobre los pantalones mientras me observabas el trasero. Me hacía sentir poderoso y deseado. ¿Satisfecho cabrón?

—No del todo, pero lo estaré.

—Namjoonie, éramos solo unos niños. Pensé que todo eso estaba olvidado. — sollozó lastimero.

Él soltó enseguida la alcachofa y sujetó su cara entre sus manos.

—Y lo está. —dijo besuqueándolo— Te juro que lo está.

—¿Entonces por qué haces esto?

—Porque me gusta recordar los buenos tiempos.

—¿Buenos tiempo? —repitió con incredulidad.

—Sí, precioso, aquello a pesar de todo fueron buenos tiempos. Lo jodido de verdad vino después. Al menos para mí, claro. Tú seguiste con tu vida como si nada. Ni siquiera me recordabas la primera vez que te presentaste en mi despacho. — concluyó en un tono amargo.

—Namjoonie, había pasado mucho tiempo. Y además estabas tan cambiado. — se disculpó avergonzado.

—Shhhh. —susurró contra sus labios— No te lo estoy reprochando. Pero cuando nuestros caminos se separaron, ese chico inocente que tú conociste, se fue muriendo a medida que luchaba para sobrevivir. Y hoy solo existe una sombra de lo que fue.

—Namjoon no hace falta que te esfuerces para demostrarme que eres un cabrón. Ya lo sé.

—No, bebé. Te aseguro que tú no sabes nada.

Dicho esto se dió media vuelta, salió del baño y volvió al cabo de unos segundos con una silla.

—¿Qué haces?

—Ponerme cómodo. —alegó tomando asiento frente a él— ¿No querías conocerme mejor? ¿No pagaste treinta dólares a cambio de información? Pues yo te la daré con todo lujo de detalles. Y gratis. —puntualizó con ironía.

𝑳𝑶𝑽𝑬 𝑫𝑬𝑩𝑰𝑻 ❦︎ 𝑵𝒂𝒎𝑱𝒊𝒏ᵃᵈᵃᵖDonde viven las historias. Descúbrelo ahora