Difícil

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Flashback

Yo te he mirado por diez años y no hay nadie que se haya dado cuenta, parece que gane.

-por fin apareces mocosa – dice mi madre con mucho asco teniendo un cigarrillo en su mano izquierda – no vas hablar o que – sigo sin tomarle en cuenta hasta llegar a mi habitación y cerrar la puerta - ¡yo soy tu madre maldita!

Me acuesto en mi cama, todo es tan difícil para mí, absolutamente todo. Malditas lágrima, me quito mis lentes y dejo en la mesilla, hay algo más que pueda hacer aparte llorar, no, no hay nada, solo llorar y ser inútil.

Me quedo unos minutos mirando al techo, un techo malgastado, que se va perdiendo su color verdadero.

Suspiro, uno largo y de agonía

Tomo mi mochila, ahí está mi libro favorito de poemas lo abro en la mi página favorita empezando mi tarde con la lectura de varios poemas.

En el siguiente día

Miradas y burlas recibo qué más puedo recibir, estoy comiendo lo único que tengo y lo que puedo pagar.

-acaso tu madre no se ¿vendió hoy? – escucho y una oleada de risas también. Simplemente sigo comiendo –¿eres sorda o qué? – ignóralas, solo has eso.

Toman mi mochila

– ¡hey! Deja mi mochila – digo mientras me levanto del mi lugar, enfrentando a estas alfas maleducadas

-hasta que por fin hablas – me mira y vuelve a mirar mi mochila – veamos que tienes – trato de quitar mi mochila, pero me impide dos chicas – y yo que pensaba que no traías nada – dice mientras bota todas las cosas que estaban dentro. No, no llores – pero mira que ahí aquí – dice con tono de burla – eres poema o pros...

- ¡cállate! - la interrumpo gritándola, siento las tres miradas sobre mí.

-dime un poema inútil – ojea mi libro

-solo devuelve mis cosas – me esfuerzo en decir, me acero y la empujo pero no funciona hasta que siento unas manos en mi brazo tratando de detenerme. Ella se acerca y me toma del hombro, perfecto me va a golpear, giro el rostro y cierro mis ojos esperando el golpe.

- ¡detente! – se escucha una cuarta voz, alguien fuerte y valiente. Siento mi cuerpo libre sin nada en mí – será mejor que no hagas nada, sino estas castigada – la advierte, y ella solo suspira molesta, yéndose con sus dos acompañantes más bajas que ella.

Te acercaste hasta ver claramente tus ojos claros, pestañas largas, cabello lizo y negro, con un claro olor a menta, Kim jisoo porque eres tan perfecta a los ojos de los demás. Me miraste fijamente, puedo jurar que en ese momento mi pequeño mundo esta aplastado solo con tu presencia.

-te ayudare a recoger tus cosas – las primeras palabras que me dijiste, simplemente murmure un gracias.

Me agache después de ti, viéndote como me ayudas. Solo 20 segundos nos demoramos para el segundo encuentro de nuestras miradas, estiraste tu mano con mis cosas que al instante abrí mi mochila para que pongas ahí.

-es un buen libro – hablaste por tercera vez la cual te mire nerviosa – tiene hermosos poemas

-es... es verdad – dije muy nerviosa y lo único que podía decir – gracias por ayudarme

-no tienes que agradecerme, es mi trabajo como presidenta de grado – con un tono tan segura de ti misma. Iba a decirte algo más, pero fui interrumpida por que te llamaron y aproveché el momento en que te giraste para huir de ese lugar y no regrese ver atrás.

En clases

-señorita rosé será mejor que mejore sus notas, siempre son los peores promedios – me regaña mi maestro, solo escucho las mismas palabras – dígame que entendió, ¿esta vez? – asiento, el solo suspira molesto – puede irse señorita rosé

Me dirijo a la salida con la mirada en el piso. El maestro tiene mucha razón a este paso voy hacer un don nadie que no logra nada. Siento una mira en mi pero no me importa en absoluto ya que si miro he de recibir una burla o como siempre una crítica. Sigo con mi camino largo a casa, tengo que mejorar muchas cosas de mí, pero por donde comienzo en mi gran duda, no quiero esta vez dejar las cosas sin haber empezado o dejar simplemente en mi imaginación.

En la biblioteca

Tomo el libro de matemáticas octavo grado y lo llevo conmigo hasta la caja registradora en donde esta una chica con lentes gruesos, le saludo y ella igual, le entrego el libro.

-son tres dólares – pronuncia viéndome, saco de mi bolsillo lo que me pidió y le entrego – aquí tienes – me da el libro enfundado, solo le doy las gracias y me retiro

Al día siguiente

Me levanto para entregar mi tarea, odio eso, odio las burlas, lo único que voy hacer es entregar mi trabajo.

-se callan o les mando a inspección – hablo el profesor, con solo eso basto para que el silencio reinara – gracias señorita rosé – entrego mi cuaderno y me vuelvo a sentar.

Jisoo porque me miras.

En la oficina

-señorita rosé, creo que ha escuchado mi consejo de mejorar en sus notas – en su tono se nota una pequeña felicidad.

-lo he tomado muy en cuenta su consejo maestro.

-me alegro escucharlo, siga así Park y va mejorar mucho – sonríe

-gracias maestro – hago una reverencia

-de nada señorita park – dice mi maestro para después salir de la oficina

Salgo del salón de los profesores, una felicidad y ego nace de mí, es la primera vez que escucho eso de otra persona, se siente muy bien ser alagado por alguien y viniendo de alguien mayor. Sonrío por esa siemplr razón se que es tonto pero mi felicidad está al límite algo que desconocía de mí y se siente increíblemente bien.

"soy increíble"

¿ Con Qué Puedo Retenerte ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora