The Beatles- Rubber Paul-

Capítulo 16

Es obvio que cuando visitamos E.U, quisimos visitar a nuestro ídolo, Elvis.
De echo así fue, tuvimos que solicitar una cita para poder visitarlo en su propia casa en Bel Air, California. La primera cita fue rechazada el día que habíamos pactado, pero Elvis parecía tener unos cuantos eventos y por tal motivo no pudimos verlo.

No queríamos que fuera en frente de los medios de comunicación así que mejor decidimos no hacer pública la visita. Fue así que logramos reunirnos el 27 de Agosto.

Llegamos a media noche a su casa para así evitar a los medios y nadie se percatara de nuestra salida y llegada a las casa de Elvis. A nuestra llegada, ya nos esperaban fans y fotógrafos, no sabíamos que había pasado, cómo se habían enterado. Pero ahí estaban, armando alboroto. 

Su representante nos recibió y entramos a su enorme casa. Se oía música dentro de la casa, principalmente un piano, seguido de la impresionante voz de Elvis.
Su representante nos llevó a su estudio y ahí Elvis estaba sentado frente al piano citando algunas notas.

Entonces su representante nos presentó ante Elvis, él se levantó y mirándonos un poco arrogante nos dijo .- Ustedes, son los Beatles? Vaya gusto en conocerlos muchachos. El gusto es nuestro.- dije, queríamos decirle todo lo que lo admirábamos pero se vería un poco extraño. John no podía decir ni una sola palabra.

Comencé a ponerme un poco nervioso al igual que John. Seguramente Ringo y George pasaban por lo mismo, pero estaba tan concentrado en Elvis que no pude notarlo. Elvis era una leyenda, ¿qué esperaban?. Era nuestro ejemplo a seguir desde nuestro inicio.
Hablamos un poco. Reímos de las bromas de Elvis. Bebimos y la pasamos excelente.

Después de un rato, Elvis mandó a traer unas guitarras.
Cada uno tomó una de sus guitarras. Yo tomé la guitarra rítmica y comenzamos a tocar. La primera canción fue un éxito de Cilla Black, Your're My World.
Al ver Elvis a Ringo, callado, trató de consolarlo por no tener una batería. Al parecer estaba en Memphis. Así que Elvis contó una anécdota para relajar las cosas.

Después de un rato, tomé el piano largo blanco que había en una esquina y comencé a tocar algunas notas. Mientras que ellos tocaban de The Shadows.

Tocar los instrumentos nos hizo relajarnos y quedarnos tranquilos ante la leyenda. No podíamos soportarlo.

Ya para irnos le dije a Elvis que nos gustaría que nos visitara en el lugar que tocaríamos a la noche siguiente.

Bien, no sé si pueda. Trataré chicos, pero gracias igualmente.- dijo Elvis. Sonrío y estrechó nuestras manos.
Tomamos nuestros abrigos y salimos disparados para que la prensa no pudiera siquiera acercarse. Subimos al auto y partimos de vuelta al hotel.