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La recuperación de Nico sólo tomó unos días. Pero la preocupación de Liam fue de unos cuantos días más.

Muchos días más.

En realidad, pasó la mitad de agosto persiguiendo a Nico por la casa mientras este hacía sus tareas, o leía e incluso aquellas pocas veces que jugó al ajedrez con Ron en una de las esquinas de la cocina.

Así que el día del juicio de Harry, dejó a Molly y a Heidi la tarea de no dejar a Nico solo, mientras acompañaba a su otro sobrino al ministerio.

Nico podía respirar por primera vez en semanas e iba a aprovechar ese tiempo.

Se levantó temprano, muy temprano y bajó desayunar haciéndole compañía a Harry y jugando un poco con Felicité, que parecía más activa de lo normal.

Era el bebé más hermoso que había visto nunca, y aunque no había visto muchos en realidad, todos le habían parecido bolas de carne arrugadas. Pero Fizzy era totalmente lo contrario.

Tenía unos enormes ojos mieles que había heredado de su padre y pelo casi rubio que se parecía bastante al de Cedric.

Luego de pasear con el bebé por toda la casa, Ginny y Hermione se despertaron, siendo la primera compañía que iba a tener en la mañana.

Y para las diez, la casa era totalmente ruidosa mientras los gemelos se quejaban por tener que limpiar el cuarto de baño.

Nico todavía tenía prohibido hacer cualquier esfuerzo que no fuese sostener un bebé de siete meses. Pero estaba bien, porque limpiar le recordaba a los Dursley y ellos no merecían, según Liam, ningún espacio en su cabeza.

Por lo que a las 12, cuando su tío y su hermano volvieron del ministerio con grandes sonrisas en la cara, Nico estaba dormido con Fizzy en el sillón enorme que había en la biblioteca.

Y allí también estaba Ron, que siempre limpiaba la biblioteca por que su madre creía que no se le ocurriría abrir un libro.

Bueno, no lo haría ahora, pero había visto una sección de libros con algunos títulos bastante interesantes que le habría encantado leer.

El chico pelirrojo se había encargado de abrigar bien al más pequeño y cuando la bebé despertó, la llevó a la cocina donde su madre la cuidó el resto de la mañana.

Ron no era un chico muy disimulado, sabía que estaba mirando mucho a Nico pero no esperaba que este despertase y le pillase in fraganti.

—Buenos días, dormilón.

Nico le dio una sonrisa y al mayor se le colorearon las orejas de la vergüenza.

Podía aparentar ser muy seguro frente a sus hermanos y sus amigos, pero Nico era la única excepción a todo eso.

De su boca salían palabras seguras, pero su cuerpo expresaba todo lo contrario.

...

Aquella noche todos se fueron temprano a la cama, pero Ron fue incapaz de dormir por el sudor frío que se le acumulaba en la nuca.

Tenía un mal presentimiento y cada vez le era más difícil ignorarlo.

Palpó en la mesilla de noche hasta encontrar el calcetín donde guardaba un par de cigarrillos que le había dado Sirius y la caja de cerillas.

Ese mal hábito lo había cogido de Seamus el año anterior cuando había estado peleado con Harry durante más de un mes.

Se levantó del colchón colocado entre las dos camas que ocupaban Fred y George y salió de la habitación caminando sin rumbo por el pasillo.

Al pasar frente al baño una tos y un pequeño sollozo lo paró en seco y le hizo quedarse en esa puerta esperando algún otro sonido.

Ni diez segundos más tarde, otro sollozo fue lo que lo decidió a mirar dentro del baño.

—¿Estás bien?

Había una persona pequeña en la bañera y Ron nunca había visto tan mal a Nico Potter en su vida. Tenía los ojos tan enrojecidos que el marrón de su iris se fundía con lo que normalmente debería ser blanco.

La camiseta, que notó que le había pertenecido en el pasado, colgaba pesada y grande sobre sus hombros y el pelo sobre el que goteaba el agua de la ducha caía en pequeños rizos sobre su cara.

Sin embargo el desastre que era el chico no lo hacía menos hermoso pero si removió algo dentro de Ron.

—Um, Nico. Soy Ron, está bien si no me quieres hablar, pero ¿puedo quedarme aquí? Solo quiero asegurarme de que estás bien.

Al no escuchar una respuesta negativa, Ron se sentó sobre el mueble del lavabo y sacó su caja de cerillas para encender el cigarrillo.

La primera calada hizo relajar sus músculos y volvió a mirar al chico que ya no sollozaba en la bañera.

Nico bajó la mirada que mantenía sobre su mano al verse atrapado mirando.

—No sabía que fumabas— fue dicho tan bajo que Ron casi pensó que se lo había imaginado, pero en el silencio de la noche la voz de Nico resonó en el baño.

—No lo sabe prácticamente nadie.— una bola de humo escapó de su boca antes de continuar hablando— Dean, Seamus, los gemelos y Sirius, que me vio una vez en Hogsmeade y desde entonces me ha ofrecido algunos, pero no lo hago mucho.

Nico no dijo nada durante los minutos posteriores y cuando Ron apagó la colilla bajo el grifo, volvió a hablar.

—¿Puedes pasarme una toalla?

Ron saltó desde donde estaba y le acercó al chico una toalla verde.

Justo cuando estaba por irse para dejarle algo de privacidad al Potter más pequeño, una mano se enganchó bajo su muñeca.

—Quédate ¿hasta que me sienta listo para dormir?— la cara de Nico ardía en vergüenza esperando un rechazo pero Ron la sonrió y sacó el otro cigarrillo antes de acomodarse sobre la taza del váter.

—Cuando estés listo.

La sonrisa de Nico deslumbró a Ron durante las siguientes dos horas, cada vez que lo recordaba, hasta quedarse dormido sobre una pila de toallas.











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⏰ Última actualización: Apr 18, 2022 ⏰

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if i could fly ;  r.weasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora