9. Allanamiento de morada no significa robo, pero sonaba bien en el diálogo.

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Los dos estudiantes finalmente terminaron su comida. Katsura seguía por ahí atendiendo clientes e Ikumatsu les agradeció antes de dejaran el local.

Bien, a la bolsa iban una chica que no conocía (amiga de Gintoki) y una interacción con Katsura Kotaro que preferiría no volver a tener (amigo de Gintoki también).

En síntesis, los amigos de Gintoki—y Gintoki—sólo le daban dolores de cabeza.

Estaban caminando sin rumbo fijo, al menos no fijo para Hijikata quien se dio cuenta que se estaban desviando del típico camino para el apartamento.

Habría preguntado, pero la frase "¿A dónde vamos?" le sabía agria en el paladar.

—Este no es el camino a tu apartamento, ¿verdad?–preguntó Hijikata sin quitar la vista del frente.

—Nop, al menos no todavía, Hijikata-kun.

—¿Y eso significa qué..?

—Significa que... up, ahí está.–el peliplata señaló hacia una casa en la acera de enfrente. De inmediato buscó en su bolsillo, sacudió un poco y sacó un par de llaves acompañadas de un llavero.

La casa no tenía nada de especial, sólo una vivienda a la que Gintoki intentaba entrar.

El azabache lo siguió con varias dudas en la cabeza.

—¿Acaso vas a hacer algún tipo de allanamiento de morada?

Enserio estás pidiendo que te golpee.

—¿¡Bueno y qué quieres que piense si de la nada intentas entrar en una casa que no es tuya?!

—¿NO VES QUE TENGO LAS LLAVES EN LA MANO?, ¡REACCIONA, OOGUSHI!

—¡LAS PUDISTE HABER ROBADO!

—¡¿QUÉ?!, ¡BASTA!, ¡No, no estoy robando una casa!, ¿recuerdas al niño que mencionó Kagura por la mañana? El niño de su clase que hizo un encargo.

Hijikata recordaba vagamente el comentario que hizo la niña. Después de todo tenía que ir pasando mentalmente las páginas de los múltiples conocidos de Gintoki que de repente eran conocidos de él también, pero eso no le decía mucho acerca de porque estaban ahí.

—Sí, algo, ¿y qué con eso?–preguntó.

—Esta es su casa, vengo a hacer el encargo.–señaló con el pulgar—Pidió que alimentáramos a sus perros mientras él y su madre están fuera de la ciudad.–Gintoki comenzó a meter la llave en la cerradura intentando abrir la puerta.

Finalmente la cerradura giró y pudieron entrar sin mayor problema.

—Y ese niño-

—Seita.

—Sí, claro, él, ehm, ¿cómo es que un niño de secundaria conoce de tus servicios?

¡OI, DEJA DE DECIRLO COMO SU FUERA UN TRAFICANTE!

Hijikata decidió sutilmente ignorar la petición.

—Conozco a su hermana mayor. Probablemente tú igual, está en nuestro grado.–contestó el peliplata sin mucha emoción en el rostro.

Sin prisa aparente, el supuesto delincuente paseó por la casa ajena y como si fuera suya encontró la bolsa de comida para perros. Comenzó a alimentar al par de canes, mientras ellos estaban pacientes esperando que la comida se apareciera en su plato. ¿Como sabía dónde tenían el alimento? Cosas que pasan, quizá.

Gintoki sólo estaba ahí de rodillas observando a los cachorros engullendo el contenido de su plato. Por alguna razón Hijikata se quedó embelesado observando la imagen.

"Si los ojos de tu rival te parecen hermosos..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora