C. G.
Durante todo el camino nos mantuvimos en silencio, ninguno hizo ni dijo nada, tampoco quería decir alguna palabra después de esa charla que tuvimos horas antes de venir hasta aquí, no quería cuestionar ni preguntar nada mas.
Lo observé de reojo y traté de analizarlo un poco, su cuerpo estaba rígido y tenía sus nudillos blancos de lo fuerte que estaba apretando el volante del auto.
Suspiré y lo mire directamente
—Si quieres.—
—No quiero nada.— me interrumpio.
olvidaba aveces lo terco que podía ser.
—No quiero que te sientas presionado ni muchísimo menos triste, si quieres nos volvemos y cuando te sientas bien y seguro me cuentas.— seguía igual de tensó y volví a insistir —En serio lo digo, no quiero que te sientas peor de lo que ya estás, cuando lo consideres necesario me lo dirás.— negó sin decirme nada más —Perdon, pero es necesario que entiendas que.— me interrumpio
—No me tienes que pedir perdón, ni mucho menos sentirte mal por querer saber cosas sobre mi.— puso su mano en mí muslo y la apretó ligeramente —Ahora eres parte de mí vida y es normal que tengas preguntas y dudas ante mis comportamientos, comentarios y actitudes.
Me sentí mal por un momento, pero tenía razón, quería saber el porqué de tantas cosas.
—Gracias.— me sonrió y estacionó el coche.
El lugar era silencioso y algo inquietante, pero también tranquilo y solitario.
—¿Por qué estamos aquí?.— pregunto
—Aqui está la respuesta ante todas tus dudas C.— forzó otra sonrisa para mi.
Ambos bajamos y entramos juntos a aquél silencioso lugar. Él mantuvo la cabeza baja y no dijo nada esos metros que caminamos agarrados de la mano.
—Aqui es.— dijo y ambos nos frenamos.
Observé y leí aquel objeto sin lograr entender que hacíamos ahí y como eso iba a darme las explicaciones que quería.
Pero él a diferencia de mi, lo observo y lo acarició con mucha delicadeza y cuidado.
—Te contaré todo, desde el primer momento hasta el último, desde como unas simples palabras marcaron un principio y un fin en mi.— me aferre a su brazo en silencio
—Tienes toda mí atención cariño.— me agarró de la mandíbula y me beso cariñosamente antes de volver la vista al frente.
—todo comenzó una tarde frente al mar....
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bienvenidos <3
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El arte de amar
RomanceElla amaba escribir y él amaba la fotografía. Circe Gales escribió la historia mas hermosa la cual nunca pudieron tener. Y Theo phillips capturo cada momento precioso que ambos vivieron, durante ese corto, pero magnifico momento.