-Capítulo 3

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Al abrir la puerta me percate de 3 cosas, no estaba gritando, la luz estaba apagada y había un olor tremendo a vómito.

Parpadee varias veces hasta que mis ojos lograron acostumbrarse a la penumbra.

Me dirigí hacia la cocina con cierto temor, no me había gritado en cuanto crucé la puerta, cosa que era extraña ya que eso era lo que hacía siempre al levantarse y más aún por que a estas alturas ya debió de haberse dado cuenta que no había comida y eso era algo que la molestaba muchísimo.

Camine hasta llegar a la cocina y abrí lentamente la puerta. Deje salir el aire que inconscientemente estuve reteniendo todo este tiempo, se había quedado dormida en el suelo de lo ebria que se encontraba y a lado de ella había un gran charco de vómito.
Camine lentamente hacia ella y me hinque. El olor a alcohol y vómito era fuertísimo, inmediatamente lleve mi mano hacia mi nariz. No lograba comprender como es que su organismo lograba soportar tanto alcohol.
Cuidadosamente la levanté y la lleve a su habitación recostandola lentamente en la cama.

Después de varios minutos ya había limpiado el vómito, ordenado la comida en sus respectivos lugares y había hecho el almuerzo.

A los pocos minutos la puerta de la habitación de enfrente se abrió y de ella salió mi madre no se veía nada bien, tenía unas enormes ojeras consecuencia de su falta de sueño, el cabello lo tenía sucio y tenía la ropa de hace días, desde lo ocurrido había dejaron de cuidar su apariencia, de echo, no recuerdo cuando fue la última vez que la vi arreglada decentemente.

Mi madre fue para mi, una de las mujeres más hermosas que había visto jamás, con su cabello marrón y sus hermosos ojos verdes hacia que destacara entre las demás, ahora, era casi irreconocible y había perdido todo lo que alguna vez la hizo única y bella.
Yo, al contrario de ella tenía el cabello castaño y los ojos grises que había heredado de mi padre, es por ello que odia mirarme por que dice que es como sí lo estuviera viendo a el. Eso le molesta y a la vez la pone triste.

Trate de ignorarla fingiendo que revisaba la comida, pero segundos después hablo, provocando que mi cuerpo se pusiera rígido al instante.

-¿Dónde estuviste toda la mañana?.- Dijo cortante.

Si le decía la verdad se molestaría así que opte por mentir, al fin, ni cuenta de daría.

-Fui a traer comida de el mini-súper que está a unas cuadras de el cementerio.-Dije tratando de sonar calmada.

-¿Piensas que soy una estúpida?, se que fuiste a ver a tu padre, ¿cuando pararás con esto? ¡Esta muerto! Y eso es gracias a ti.- no supe que decir desde ese día se había comportado como una perra conmigo y siempre trataba de encontrar la oportunidad para culparme por su muerte.

Levanté la mirada y vi que estaba tratando de contener las lágrimas, no le gustaba verse débil y menos en mi presencia.

-Yo no lo mate.- mi voz sonaba débil y apagada.
Siempre que sacaba la muerte de mi padre en una de nuestras tantas peleas, sentía que me desgarraban por dentro y no podía contener el dolor que me provocaba.

-¡Claro que lo mataste, al igual que a ella!, !eres una asesina! y eso, te va a seguir por siempre.

-¡Yo no los mate!.- grite, tratando de convencerme a mi misma de ello.-no los mate.

Se acercó hasta que la barra era lo único que nos deparaba.

-Decirlo no cambiara nada, tu eres la responsable de sus muertes y siempre lo vas a ser, maldigo la hora en que decidí tenerte- puse mis manos sobre mis oídos esperando que esta vez dolieran menos sus palabras, pero era inútil, siempre dolía como sí fuera la primera vez que escuchaba a mi madre maldecir mi existencia y culparme por sus muertes.

-¡No tienes ni idea de cuanto desearía que hubieras sido tu la que estuviera en ese lugar aquella noche!.- dijo, mirándome con tanto odio que creí que en ese momento perdería la razón y acabaría de una vez con mi vida. Segundos después corrió hacia su habitación, dejándome sola.
Rompí a llorar en cuanto la puerta se cerró, me dolía demasiado la muerte de mi padre pero me dolía más que mi propia madre me culpara por ello, sin saber que realmente yo no fui la responsable de lo que sucedió aquella noche.
Me puse a comer en silencio tratando de olvidar lo de hace unos minutos.

Al terminar limpie todo y me fui a mi habitación, no quería verla en lo que restaba de el día, así que cerré la puerta con llave y me acosté en la cama. Mire el reloj y eran las 6:40, faltando sólo 20 minutos para la fiesta que había mencionado James. Me pase los últimos 10 minutos debatiendo sí debería ir o quedarme en casa, al final decidí ir, no tenía nada que perder, mi madre no era de las que daba las buenas noches así que no se presentaría en mi habitación y menos con la pelea que tuvimos, tal vez ahorita se encontraba desmayada en algún lugar de la habitación y no se levantaría hasta el siguiente día así que no se daría cuenta.

Me levanté y empece a ver la ropa que tenía, no habían muchas opciones, por lo que me decidí por unos shorts, una camisa de cuadros y unos vans negros. Conserve la mayor parte de mi ropa pero muchas de ellas tuve que venderlas cuando quede sin trabajo, por eso no casi no tenía.

Me di una ducha rápida. No tuve que hacer mucho con mi cabello, tenía ondas naturales por lo que no me daba trabajo. Me vestí y me dispuse a salir por la ventana, no me arriesgaría a que mi madre escuchara la puesta abrirse. Ya había echo esto antes así que no fue complicado, además de que la casa era de un sólo piso. Suspire y salí con cuidado, veamos como acabara este día.

-16 de Julio-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora