4. Dolor (CORTO)

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¿Este es nuestro último adiós?

Te tengo frente mío, viéndome con los ojos bien abiertos, como si hubieras escuchado el sonido de mi corazón rompiéndose.

Inmóvil en mi sitio, mi mente es un laberinto de pensamientos dolorosos. Tengo espinas en mi corazón.

Todas mis inseguridades fueron ciertas.

Al final lograste cometer pecado contra mí. Después de todo lograste romperme en dos como una hoja de papel. Porque besaste labios que no eran míos.

Y lo presencié.

― Jungkook...

Pronuncias mi nombre, tu voz está rota como mi alma. Tus ojos están llenos de lágrimas, ¿Serán reales? ¿Realmente lloras por mí?

― Jungkook, por favor.

¿Que quieres de mí?

Retrocedo un paso negando con la cabeza y tu avanzas dos, alcanzas mi mano y la sujetas con fuerza.

Tu tacto me quema, y lo odio.

― Suéltame.

¿Cómo puedo seguir de pie? Si tiemblo como si muriera de frío, pero tu tacto caliente no suelta mi mano.

Tengo tantas náuseas de tu presencia.

Desearía que todas mis inseguridades hubieran sido en vano, pero lograste que cada una de ellas se hiciera realidad.

Y te odio tanto.

Mi mirada inyectada en amargura y la mueca en mis labios no te aleja, sigues llorando.

― No quise... l-lo siento Jungkook.

― ¿Desde cuando?

Bajas la mirada y siento esa punzada en mi pecho cuando pronuncias en voz baja un "Hace meses".

Suelto una carcajada sin gracia y quito mi mano de tu tacto, me alejo de ti hasta chocar con la pared de tu oficina. Me deslizo hasta caer al suelo y sollozo.

Hace meses que ya no me dejabas tocarte pero dejabas a alguien más hacerlo.

Alguien más tocaba tus labios mientras yo sufría en la soledad de mi habitación.

Le entregaste ese pedazo de tu corazón que me pertenecía a un extraño sin rostro.

¿Soy tan fácil de reemplazar?

―¿Él es mejor que yo, verdad?

No te veo, pero sé que tengo tu mirada sobre mi cuerpo derrotado.

― No, no lo es.

― ¿Te besa mejor que yo?

― No...

― ¿Porqué sigues mintiendo?

Y esta vez no respondes.

Me despedazo frente tuyo y realmente no te importa. Lloras por pena no por nuestro amor. Lloras porque te he sientes culpable no porque temes que deje de amarte por esto.

Pero ya lo he hecho.

Te dejaré mi corazón en tus manos, dejaré que hagas lo que quieras con él porque está moribundo en mi cuerpo y ya no lo quiero.

Ya no quiero sentir este dolor.

¿Quién puede aguantar que el amor de tu vida te engañe con labios ajenos?

― Realmente lo escondiste muy bien. ― Rio por lo bajo, dejando caer mi cabeza hacia atrás.

Pronuncias mi nombre en un sollozo y te acercas a mí con cuidado, y te miro.

¿Porqué sigues pareciendo tan bonito caminando hacia mí?

Siempre tan inalcanzable. Siempre tan hermoso, sublime. Lleno de vida incluso en este momento.

¿Enserio creí que una persona tan horrible como yo podría estar con alguien tan hermoso como tú?

Te agachas frente mío y no sueltas mi mirada. Puedo ver tus pupilas temblar ante nuestros recuerdos más hermosos.

Pero este es nuestro adiós.

― Realmente creí que estabas feliz conmigo.

Debí saberlo antes, debí haberlo previsto. Tú encontrarías a alguien mejor que este trapo sucio.

― Sí éramos felices, ¡Lo éramos!

― ¡Deja de engañarme! ― Tomo tus hombros y te sacudo con fuerza. Mis manos tiemblan.

Ya cállate, deja de querer salvar lo que has roto.

Porque eres bueno en todo, mucho mejor que yo en todo, pero esto es algo en lo que no puedes competir.

― No puedes engañarme... te conozco mejor que a mí mismo.

Te suelto y tomo mi cabeza, me escondo con vergüenza.

Siento pena por mi mismo, siento vergüenza de mi propio ser usado y reemplazado.

¿Quién diría que acabaría así?

Con este dolor.

― No te culpo. ― Me miras confundido. ― Yo también me hubiera dejado...

Veo que tratas de decirme algo que jamás abandona tus labios. Porque quieres decirlo pero no puedes. Y yo me canso y me levanto con ayuda de la pared.

Me sigues con la mirada.

Yo camino tomando mi pecho, porque siento tanto dolor y no sé como manejarlo. La respiración me quiere fallar.

― Solo dime que él es mejor que yo... Solo dime la verdad, que todos son mejores que yo.

― No puedo, Jungkook no puedo...

― Si tuviste la valentía de mentirme en mi cara cuando decías que me amabas... creo que puedes con esto.

¿Qué tan difícil es decirme la verdad? Ya deja de alargar esta situación. Toma mi corazón y quédatelo para que pueda dejar este dolor.

― Él... ― Me miras y dudas, pero asiento con la sonrisa más débil que jamás hice. Sollozas. ― Él es mejor que tú.

No era tan difícil.

Y me arranco el corazón frente tuyo. Me quito el anillo de compromiso en mi dedo, que simbolizaba nuestro amor.

Apenas me doy cuenta que ya no lo usas.

Te dejo mi corazón.

El anillo acaba en sus manos, lo miras con detenimiento y sollozas una vez más. Te veo desde arriba respirando con dificultad.

Un paso frente al otro, tratando de escapar de ti y tu dolorosamente hermosa presencia.

― Jungkook...

Deja de llamar mi nombre. Déjame alejarme de ti en paz.

― Jungkook por favor.

¿No te basta con romperme el corazón? Ya lo tienes en tus manos, ya deberías dejarme ir.

― Yo te...

Y me detengo esperando que termines la oración como un idiota.

Patético. Eres patético Jungkook.

― ¿Podrías decir que me quieres? Solo... solo dilo, por favor.

Las lágrimas me ahogan, solo quiero tu última mentira para salir por esa puerta y no verte nunca más.

― Te amo...

Tan falso, tan directo, tan repulsivo.

Es suficiente para poder cruzar la puerta que le dará fin al peor momento de mi existencia en esta vida. Para acabar con mi dolor.

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