Tras el rechazo de All Might, Izuku va con Sensei. A partir de ahí, el mundo cambia. Sensei tiene muchas peculiaridades y muchos planes. Tomura es el plan obvio, en el que todos se enfocan. Izuku es el plan oculto, el que pasa su tiempo antes de ata...
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Inko Midoriya era una mujer sencilla. Claro, sabía que la vida no era perfecta, pero tenía a su hijo, tenían suficiente para comer y se amaban. Eso fue suficiente. Ella estaba contenta.
Hasta el día en que Izuku nunca volvió a casa.
Al principio ella no estaba preocupada. Había habido una pelea de villanos más temprano en el día, e Izuku los amaba. Probablemente estaba tratando de obtener más información. Y luego llegó la noticia de otro ataque de Villano, uno que All Might detuvo. Sabiendo que Izuku estaría al margen de esa pelea, mirando con atención.
Así que no se preocupó y siguió preparando la cena para ambos.
Pero luego media hora tarde se convirtió en una hora, que se convirtió en dos y no hubo notificación de él. A veces, algunas de las peleas de villanos sacaban transporte e Izuku tenía que caminar, ¡pero él siempre se lo decía! Excepto que esta vez no lo hizo.
Inko intentó llamarlo. No hubo respuesta. Lo que es más preocupante, el teléfono no fue a los mensajes. Recibió un mensaje que le decía que el número había sido cortado. Ella lo intentó de nuevo. Ella le envió un mensaje de texto, y luego ingresó a sus redes sociales y se comunicó con él. Inko le había prometido a Izuku que no lo acosaría en línea, pero saber esas cuentas la había hecho sentir más feliz.
No los habían tocado. Todavía estaban allí, pero Izuku no se había conectado desde esa mañana.
Inko llamó a Mitsuki y estaba medio llorando cuando habló con su viejo amigo. Después de algunos gritos y explosiones, Mitsuki le dijo que Katsuki no había visto a Izuku desde que dejó la escuela. Había una nota en la voz de Mitsuki que Inko no reconocería hasta más tarde. Mitsuki estaba preocupado pero eso era por Katsuki ya que casi había muerto.
Eran las nueve de la noche cuando Inko llamó a la policía. La comida que había preparado se había enfriado en la mesa, pero no le importaba. Se consoló cuando enviaron a alguien de inmediato. Puso una tetera y dejó entrar al policía y pensó que todo estaría bien.
No lo fue.
Le tomaron declaración, pero Inko pudo ver algo en sus ojos cuando describió a su hijo. En el momento en que le preguntaron por su Quirk y ella fue la primera en admitir que él no tenía uno… había algo allí. El policía se mantuvo profesional, anotó todo lo que ella dijo, pero Inko se sintió enferma.
Se lavó esa noche y se fue a la cama, pero no durmió.
No mejoró al día siguiente. Después de atragantarse con un poco de tostada, Inko se dirigió a la estación. Se presentó en la recepción y le dijeron que esperara. La estación se movía a su alrededor, activa a pesar de la hora temprana. Trató de no escuchar. Intentó no llorar. Trató de no preocuparse, pero podía escuchar fragmentos de conversación por aquí.
