-Hey rubio, ¡sonríe!- un flash reflejándose a su alrededor.
-¿Pero qué mierda..?- Luke frunció el ceño, volteando y encontrándose con el lente de una cámara apuntándolo y una castaña detrás de esta.
-Vamos, una sonrisa- sonrió ella.
-¿Qué haces?- dijo confundido mirando a su alrededor para asegurarse que se dirigía a él.
La castaña solo rio y tomo una foto más, luego giro sobre sus talones, tomando más fotos del gran Central Park. -¿Qué crees que hago?- respondió, aun admirando el paisaje.
-Uh..- titubeo Luke –me refiero a por qué me tomabas una foto-.
-Bueno, estabas parado en medio- volteó, dirigiendo su mirada al rubio –y te veías bien allí, así que me dije ¿por qué no?- se encogió de hombros, volteando distraída a ver un grupo de niños.
Luke no podía apartar su vista de ella, estaba perplejo ante su presencia. Ella era hermosa, con su cabello castaño despeinado por el frio viento de Nueva York, sus ojos oscuros que se achicaban cada vez que ésta sonreía, no era muy alta aunque bien sabia él que probablemente su propia estatura era exagerada comparada al resto de la población. Llevaba ese enorme abrigo negro sobre un delicado sweater azul marino, un par de jeans ajustados que destacaban sus delgadas piernas y un par de borcegos negros y viejos. Y como olvidar la cámara que parecía ser una extremidad más de su cuerpo; la chica no dejaba de tomar fotos, miraba con asombro y dulzura todo a su alrededor y al rubio le asombró la capacidad de la castaña en maravillarse tanto con algo tan simple como una ciudad. Si, era la gran ciudad de que nunca duerme y se encontraban en el inmenso y verde Central Park, pero eso no le quitaba lo simple de un gran grupo de altos y grises edificios y un parque lleno de vegetación que podrías ver en cualquier otro parque, al menos así lo era para él, que vivía allí desde que tenía memoria. Parecía una niña pequeña y su corazón y cuerpo sintieron la necesidad de abrazarla y protegerla.
-Si tomas una foto durará más- le mencionó divertida sin siquiera mirarlo y tomando por sorpresa a Luke, quien creyó que estaría muy distraída para siquiera notarlo. El rubio no pudo evitar sonrojarse levemente.
-Y..- jugó con sus dedos él -¿Cuál es tu nombre?- finalmente preguntó, acercándose unos pasos más hacia ella.
-Soy Summer- sonrió, posando sus oscuros ojos sobre los de él -¿y qué hay de ti, rubio?-
-Luke- respondió, finalmente esbozando una sonrisa.
Un ¡Click! Proveniente de la cámara se oyó -¡finalmente!- rio ella, enseñándole la foto recién tomada en la pantalla. Luke solo frunció el ceño confundido hasta que segundos después comprendió, suavizando sus facciones.
-Bien, ya que tú tienes una foto mía, déjame tomarte una yo- le guiñó un ojo y se dispuso a buscar su celular en el bolsillo de su mochila –y ahora sonríe para… mi- finalizó en un susurro, notando que Summer ya no estaba.
Buscó con la mirada a su alrededor, tal vez encontró algo interesante y está tomando fotos pero no pudo encontrarla. Recorrió el parque entero una y otra vez, necesitaba encontrarla urgente, y no entendía el por qué. No había caso, era como si la tierra se la hubiese tragado, o que todo haya sido alguna especie de sueño o alucinación. Sintió un leve dolor en el pecho, más precisamente en su corazón y una sensación de tristeza lo invadió, ella era real y se había ido.
¿Pero qué le pasaba? Apenas y la conocía, y si, era hermosa y su vibrante e inocente personalidad, jamás había conocido una chica como ella pero aun así nada tenía sentido. Lamentó no haber tenido la oportunidad de pedir su número y agradeció entonces el hecho de no haber llegado a tomarle una foto, de este modo podría simplemente olvidarla mañana. Si, seguramente lo haría.