Capitulo 10

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-Ryan...soy yo...¿estás bien?-me pregunta. Oigo como toca la puerta, pero no tengo ninguna intención de abrirle la puerta a Amy. Hoy no.

Sé que está ahí, detrás de la puerta y la oigo sentarse en el suelo.

-No me muevo hasta que no me abras-dice.

Hoy es el peor dia de mi vida. Tan bien que empezó... Amy y yo debajo de la lluvia. Ella rechazando un beso. Rachel liandose con Will. Rachel y yo rompemos.

Son demasiadas cosas para asimilarlas enseguida. Todo ha sido muy rápido. Me levanto de la cama y me acerco al espejo que tengo en el armario. Me ordeno un poco el pelo y abro la puerta.

Me sorprendió que me abrazara. Pero no rechacé el abrazo. Más bien lo agradecí. Necesitaba tener a Amy cerca. Nos abrazamos mucho tiempo y lo único que me sacó de esa tranquilidad fue Amy.

-Am, no llores-le dije para consolarla. No soy muy bueno con las palabras, asi que le abracé más fuerte.

-Ha sido un dia complicado-dijo.

Yo sonreí irónicamente. Un dia complicado...

-Y que lo digas-contesté.

-¿Qué te ha pasado hoy?-me preguntó

No conocía de mucho tiempo a Amy pero tenía la confianza suficiente para contarle lo de Rachel.

-He pillado a Rachel y a Will besándose.

-¡Oh! ¡Qué mal! Lo siento...

-No te preocupes. Si te soy sincero llevaba un tiempo mal con ella.

-Que dia más malo...- dijo en un susurro.

-Y que lo digas. ¿Y a ti qué te ha pasado hoy?

-Mi padre.

-¿Qué ha pasado? -pregunté preocupado. Ella nunca hablaba de su padre.

-Ha salido de la cárcel. -dijo volviendo a llorar.

¿El padre de Amy estaba encarcelado?

-No te preocupes, yo voy a estar para lo que necesites-le consolé volviendo a abrazarla.

-Pero mi madre no-dijo ella entre lágrimas.

-Amy, no te preocupes. Tu madre va a estar bien. Tiene a su novio para protegerla y ¿cuántos guardaespaldas tiene? Además, tu madre es lista.

No sé por qué dije eso. No sabía lo que habia llevado a su padre a la cárcel ni la repercusión que tenía en su vida.

-Mi padre era un boxeador fracasado. Un borracho. - explicó con la voz quebrada.

-Amy... si no quieres decirmelo, no lo hagas.

-Necesito contarlo Ryan. Necesito desahogarme. -dijo recuperando el control de su voz.

-Mi padre era un borracho. Cuando yo tenía unos 6 años, mi madre empezó a tener éxito en la televisón y mi padre perdía en todos sus combates. En vez de apoyar a mi madre, le decía que todo su éxito lo conseguia por ser una zorra. Y también la tomó conmigo. Una noche, llegó muy borracho a casa y yo estaba en mi habitación escondida debajo de mi cama...-

Amy paró de hablar con lágrimas en los ojos y yo se las limpié cariñosamente con el dedo.

-... él le había dicho a mi madre que yo no era su hija, que era una bastarda. Ese dia... subió las escaleras y... entró a mi habitación. Me cogió de debajo de la cama y me empezó a pegar diciendo que yo le había arruinado su vida. Mi madre entró y le dió con un bate de beisbol en la cabeza. Salí corriendo de la habitación y llamé a la policia.

Me quedé mudo. Todo lo que estaba sufriendo Amy y yo preocupado porque no me había besado.

-Amy...yo- empecé. No sabia que decir, así que simplemente la abracé.- Todo se solucionará. Confia en mi.

Ella necesitaba compañia y yo no queria separarme de ella, así que dejé que pasaran las horas.

Al ver que todavía estaba bastante mal decidí animarle haciendo algo que nunca le había hecho a nadie. Cantarle.

- So close no matter how far. Couldn't be much more from the heart...

Funcionó. Esbozó una sonrisa que se iba agrandando conforme cantaba. Supongo que cantar mal también ayudaba.

-... Cause nothing else matters...

-Metallica...

El hecho de que hubiera reconocido la canción de Metallica y no de Lucie Silvas como creía que diria hizo darme cuenta de lo mucho que valía Amy.

-Creo que no voy para cantante-susurré.

-Mejor no.-dijo sonriendo.

Le cogí la mano y abrí la puerta.

-¿Qué haces?-preguntó

-Ya verás.

La llevé a la planta de arriba a mi habitación favorita. Abrí la puerta y se encontró con uno de mis mayores tesoros. El piano.

-¡Guau! ¡Ryan es un Yamaha! ¡Es precioso!

-Me dijiste por el e-mail que lo tocabas

-Si, no hay nada mejor para relajarte-dijo con voz soñadora.

-Am, me gustaría oirte tocar-dije con una seguridad que no me pertenecía. Ella se sonrojó pero después sonrió.

Me encantaba ver sonreir a Amy y la observé sentarse tímidamente en la banqueta y, con cuidado poner las manos sobre las teclas.

Y entonces, muy delicadamente al principio, empezó a tocar.

Cuando el Claro de Luna de Beethoven empezó a sonar fue mi perdición.

Estaba enamorado de ella.

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-Guau-fue lo único que dijo

-Te toca a tí-le dije levantándome

-Voy a quedar muy mal. Me has puesto el listón muy alto.

-Vamos Ryan. Toca para mi-le dije sin pensar. Cuando me dí cuenta de lo estúpido que había sonado quise darme cabezazos contra la pared pero Ryan se acercó al piano.

-Lo hago por tí Dayton.-dijo antes de sentarse en la banqueta del piano

Estaba muy sexy en el piano y más cuando puso los dedos sobre las teclas.

¡Y empezó a tocar Sevilla de Albéniz! Esa canción es una de mis favoritas de siempre. Y él la tocaba muy bien.

Me acerqué al piano y no pude evitar tocar algunas teclas. Me sabía la obra entera. Era mi movimiento favorito.

Ryan se hizo a un lado en la banqueta y yo me senté. Los dos sentados, juntos, era más de lo que podía pedir.

Así que tocamos la canción a 4 manos, entre risas y empujones y más de un rozamiento de manos que me ponía los pelos de punta.

Cuando tocamos el acorde final reí triunfal y miré a Ryan.

Pero él fue más rápido y se acercó a mis labios.

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⏰ Última actualización: Jan 07, 2013 ⏰

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