{Kendra's POV}
Esperé a que aquellos dos se marcharan y encendí el cartel de 'No quedan habitaciones' para irme. Cogí mi vieja bolsa de cuero negro y me puse la capucha de la sudadera. Cerré la puerta con llave y comencé a caminar con paso rápido hacia el bosque. Sabía que esos dos tenían algo entre manos. Si esos son del FBI yo soy Marie Laveau. Aunque no lo parezca es buena mujer, todo sea dicho. Me adentré en mi hogar esquivando los árboles y observando lo mucho que habían cambiado desde la última vez que entré. Observaba la magestuosidad de la naturaleza, la perfección de todas aquellas flores silvestres, los millones de especies de insectos, pájaros y demás criaturillas del bosque. Todo era perfecto. Siempre me encanta la naturaleza, es perfecta. Decidí esperar un poco, no son tan listos como para descubrirlo tan pronto. Me puse a observar la naturaleza. Oh mira, mandrágora. Esto me puede ser útil para más adelante. Arranqué cuidadosamente la planta para no dañar nada de lo que había a su alrededor y la guardé en mi bolsa. Caminé despacio, observando todas y cada una de las flores, árboles y arbustos, solté una pequeña sonrisa. Ellos habían sido mi única familia durante mucho tiempo. Si, tengo madre, pero no entraba en mis planes el cumplir con las metas que me quería imponer. Por fin llegué. Entre toda aquella arboleda apareció la mansión. Allí estaban sus diecinueve pilares de marmol frontales, sus inumerables cristaleras cubiertas por las cortinas blancas que llevaban ahí desde la construcción de la casa y las antigüas puertas de la oscura madera de roble canadiense que destacaban sobre toda aquella monotonía que creaba el color blanco. Abrí la puerta, aparentemente no había nadie. Me adentré más caminando sonoramente sobre el suelo de madera blanco al igual que las paredes. Llegué hasta el salón, miré a mi alrededor, no había nadie. Oí crujir la madera tras mis espaldas, cuando me di la vuelta vi una figura vestida con una túnica negra y una máscaral que no dejaba ver su cara. Lanzó un puñal que no me fue difícil de esquivar, haciéndo así que se clavara sobre el papel de la pared. Oh oh, creo que Morgana se va a enfadar con ella. Salí corriendo y me coloqué detrás del piano, cogí mi vieja daga de la bolsa, sabía que ella no se rendiría. Se acercó a mi con precaución, cuando me di cuenta, eataba corriéndo hacia mi. Con un ligero movimiento de muñeca en el aire hice que quedara inmóvil contra la pared. Estos son los momentos en los que me gusta ser descendiente de brujas.
-Sigo siendo más fuerte que tú, hermanita.- dije quitándole la máscara mientras me reía.
-Eso se podría cuestionar.- dijo intentando mover su mano inútilmente.
-Nahama, no estoy para tus juegos. Vengo a avisaros de algo muy peligroso. ¿Dónde está Morgana?- pregunté.
-¿No puedes llamarme simplemente mamá?- dijo aquella profunda aunque femenina voz.
Dejé a mi hermana pequeña libre y me di la vuelta. Seguía tal y como la última vez que la vi; con su vestido negro, su cigarrillo entre los dedos índice y corazón, el mismo tinte rubio para cubrir sus incontables canas y sus botas negras.
-¿Qué le pasa a la mayor de mis dos preciosas hijas?
-A mi nada. A vosotras todo.- contesté-¿Seguís sacrificando gente?- dije seria.
-Eso ya lo sabes tú querida, no hace falta que lo preguntes. Por cierto ¿qué tinte usas? Parece que tienes el pelo negro natural.
-Han llegado dos chicos al motel. Van a imbestigar las desapariciones.
-¿Y crees que nos pasará algo? Querida, somos brujas.- dijo con arrogancia.
-Si, brujas, pero creo queSam y Dean son cazadores y...
-¿Los hermanos Winchester?- preguntó.
-No, yo... No se.- dije- El caso es que teneis que dejar de usar sacrificios humanos.- dije firmemente.
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Wicca |Dean Winchester|
Random-Soy hija de las brujas que no pudisteis quemar, la diferencia es que yo no correré la misma suerte. -¿Cómo estás tan segura? - Simplemente lo se. - Tal vez te equivoques. -Yo que tú no estaría tan seguro.