Adela Harper es una joven novata en cuestiones del amor, no ha conocido un hombre que la enamore, su vida gira entre su trabajo y la universidad. Nicolas Lennox es un apuesto hombre, es empresario en el sector gastronómico y profesor de literatura c...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mi turno en la biblioteca comenzó prácticamente hace unos diez minutos, aunque no lo crean amo mi trabajo. No podría sobrevivir en otro trabajo que no sea este, solo lo digo porque tengo todos los libros gratis siempre eso es lo bueno.
Y si, soy una fanática de la lectura, más si son libros de romance, amo ese cliché de cada personaje de cada libro romántico.
Pero volviendo a la realidad estoy recogiendo los libros regados de la mesa, uno por uno, casi todas las personas que viene aquí prácticamente son desordenadas ponen donde quiera los libros, ni siquiera en eso pueden ayudar.
Seguí cogiendo los libros y poniendo en el carrito para después ponerlos ordenadamente en las estanterías de la biblioteca, el ambiente solitario me aburre así que saco mis audífonos de mi mochila y los conecto a mi celular para poner mi lista de música, justo cuando comenzaba una buena canción escucho como suena la campana de la puerta, dándome a entender que tengo un cliente. Suelto un resoplido mientras dejo mi celular junto a los libros en el carrito.
Me dirijo hacia recepción con mi mejor sonrisa, toca recibir siempre con una sonrisa a todos los clientes que entran a este lugar, hay que tener un poco de amabilidad.
Pero todo se detiene a mi al rededor y solo miro a la persona que tengo frente a mi, es un hombre simplemente atractivo, pelo rubio, ojos azules claros casi celestes, labios perfectamente hechos con un color rosa pálido que le sienta de maravilla, lleva un negro a medida que le sienta de maravilla y ¡oh Dios! tiene unas manos grandes con algunas venas sobresalientes, bajo más mi mirada encontrándome con unos muslos anchos los cuales se marcan en sus pantalones, seguro hace ejercicio, lleva unos zapatos negros que combinan con su traje, elevo un poco mi mirada hasta detenerme en su entrepierna, por instinto muerto mi labio inferior, se le marca demasiado, para mí que ha de tenerlo grande, pero de cuantos centímetros serán.
Un carraspeo grave me saca de mi escaneo y me percato que el hombre me está observando, me sonrojo. Genial Adela el hombre te atrapo.
Aclaro mi garganta mientras camino a paso lento hasta ubicarme frente al tipo.
-Hola... digo buenos días señor ¿En qué le puedo ayudar? – digo con mis nervios de no hacer contacto visual con él.
Siento su mirada seria sobre mí, intimidan-dome, sera que se enojo, no lo creo. Esperemos que no.
-Necesito el libro La hipótesis del amor de Ali Hazelwood – su voz es ronca, dándome escalofríos, pero me doy cuenta que es un mal educado, ni un buenos días, acaso le costaba mucho decirlo.
Tranquilízate Adela, solo quiere un libro y después se va.
-Claro, déjeme se lo traigo – doy media vuelta encaminándome en busca de su libro.
Sigo buscando hasta que lo encuentro y rápidamente se lo entrego a ese hombre mal educado, al llegar donde el, mira que esta en el mismo lugar, solo que esta vez con las manos en los bolsillos.