Prólogo

28 4 3
                                    

Mmm que bueno es dormír... No me quiero levantar pero oigo la vos de mi madre, se va acercando más y pronto estára dentro de mi habitación.
Uno... Dos... Tres...
-Daniella-grita mi madre- ¡Levántate en este mismísimo instante!.
- Ya voy mamá-le respondo con los ojos todavía cerrados- dame un minuto.
- ¡Oh no! Eso me lo dijiste hace media hora.
Te levantas ahora mismo señorita.
- Ok, ya voy.
Hoy es el primer día de clases de mi último año de secundaria estoy feliz porque se termine.
Me levanto como un zombie con los ojos cerrados, en dirección del baño he hecho esto tantas veces que ya no necesito abrir mis ojos para sabes la ubicación del mismo.
Me miró en el espejo que está encima de del lavamanos y hago una mueca de desagrado.
¡Dios! Mi pelo es un asco está todo enredado y su color castaño lo hace parecer un nido de pájaros.
Me meto en la ducha tratando de no pensar mucho en el trascurso del día, que por cierto va a ser muy largo.

Cuando baje a la cocina todo estaba como siempre y me encantaba.
Mi papá leyendo el periódico con una taza de café, mientras mi mamá le servía el desayuno.

- Muy buenos días gente- entro en la cocina y le doy un beso a papá.
Le ofrezco una sonrisa a mamá pero me mira como diciéndome que hubiera sido un buen día si no hubiera pasado una hora tirando de mi que me levantara.
Yo la entiendo pero a veces me exaspera; porque ella es obsesiva compulsiva con el tiempo todo tiene que ser puntual y si llegas más temprano a la escuela antes que nadie, es mejor que llegue diez minutos tarde.
- Solo comeré cereal-digo mientras busco en la nevera la leche.
- Muy bien- me dice mi mamá mientras le hecha mermelada a un pedazo de pan- pero comete algo más tarde ¿ok?
Me siento en frente de mi papá, que me guiña un ojo.
Yo le sonrió.
Papito no es de hablar mucho pero nos demuestra mucho amor a mi y a mamá.
Aunque prefiero no estar presente cuando le demuestra cariño a mi madre

Llegó a la escuela justo a tiempo. Cómo siempre
Estoy caminando por el pasillo hacia mi casillero cuando suena mi celular no nesecito mirar para saber quién es.

Secretos de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora