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KyungSoo se iba a casar.

A casar.

Casar.

O al menos ese era el plan si no fuera consciente de que, en realidad, estaba siendo enviado directamente a un viaje sin retorno.

Jamás imaginó que su muerte llegaría a la tierna edad de veintitrés años, completamente solo, sin una marca de apareamiento o un cachorro consigo, sin una pareja destinada que lo echará de menos y morirá con el tiempo porque así de jodidamente enfermiza era su raza, pero eso era justamente lo que había conseguido por llegar a una aldea de humanos altamente ignorantes (por lo llamarlos estúpidos), solo y con los remanentes de su celo golpeando fuerte.

Ah. Fue un mal momento para ser rebelde y querer una independencia que no tenía consigo en la manada.

¿Es un poco confuso aún, cierto? Permíteme que te explique.

Desde que KyungSoo tiene uso de razón, ha sido un rebelde sin causa y un busca pleitos por naturaleza. Le había dado más dolores de cabeza a su madre que alegrías en todos sus años de vida. Su padre rezaba la llegada de su alfa para desterrarlo de casa y pasar sus responsabilidades a alguien más; su hermano había comprendido que tenía que dejarlo en paz si no quería ganar una pelea innecesaria para defenderlo de los demás alfas de la manada (esto no lo hacía muy feliz, pero entendió que KyungSoo buscaba ganar sus propias batallas y, reticente, se había retirado de la línea de protección al igual que los demás). En pocas palabras, KyungSoo era un dolor en el culo que no podía desaparecer o ser aliviado de alguna forma.

Se había peleado con toda la manada durante su crecimiento, alfas, betas, omegas, ¡qué importaba! También había vivido demasiado tiempo con la familia del Líder del Clan, pues sus padres creyeron que sería lo más indicado para ser corregido y reivindicado (¡já! Bobos ingenuos), había rechazado al par de alfas que se le habían acercado con fines de cortejo en su deseo ferviente de esperar a su alma gemela y también había descuidado a algunos cachorros en sus guardias... Varias veces. En definitiva, era un desastre incorregible.

Todo empeoró (o mejoró, depende del punto de vista por donde se mire), cuando KyungSoo expresó sus deseos de viajar por el mundo, conocer tierras nuevas, más personas, sentirse pleno y estar desatado, a la intemperie, sintiendo el viento en la cara, siendo libre. Su madre puso el grito al cielo antes de desmayarse y su padre se dejó caer en el sofá como un peso muerto, porque ambos sabían que cuando algo se le metía en la cabeza, difícilmente salía.

En efecto, KyungSoo reunió sus cosas, guardó el dinero que había conseguido con años de trabajo duro en una bolsita y partió luego de una despedida oficial en la oficina del Líder y una promesa de regresar pronto, cuando su curiosidad fuera saciada y sintiera el deseo irreparable de volver a casa.

(KyungSoo creyó escuchar exclamaciones de felicidad del resto de la manada cuando dejó Diamond, además de algunas canciones dignas de una fiesta memorable).

Así, pues, se dedicó a deambular por todo el país. No tenía rumbo fijo, iba a donde los pies lo llevaran y era feliz con eso. En su forma de lobo, KyungSoo recorría los bosques no reclamados, hacía carreras nocturnas y se refugiaba en cuevas vacías y seguras. En forma humana, KyungSoo caminó por las calles de los pueblos, visitó los puestos rudimentarios de los comerciantes ruidosos y probó comida diferente de la que normalmente estaba acostumbrado. Fue de esta manera, en medio de un largo y emocionante viaje, que llegó a Exodus, un poblado pobre y lleno de humanos nerviosos que se movían frenéticamente de un lado a otro, mirando al cielo con preocupación y lanzando plegarias que no podía entender.

KyungSoo decidió que lo mejor era pasar la noche en una posada y partir de inmediato al día siguiente, o al menos esa sería su intención si no lo hubieran descubierto cambiando sus pieles peludas a la extensión de su cuerpo humano. Fue capturado, para su genuina sorpresa e incredulidad, y encerrado en una habitación desconocida por horas enteras. No se le había dado comida ni agua y su lobo estaba enojado, moviéndose de un lado a otro de forma amenazante, mostrando las fauces en su deseo de ser libre.

Tatuado En Tu CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora