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Louis le envió un mensaje de texto avisándole que él lo llevará a su punto de reunión. Ya con sus cosas necesarias sale del departamento para subirse al vehículo.

El rizado le comenta que serán 20 minutos de camino mientras habla por teléfono con la madre del pobre niño.

Al llegar observan la casa, es de dos plantas y alejada sin locales cercanos.

Louis está en silencio, aparentemente enojado, a lo cual, el oji-verde quiere preguntar, pero el castaño ya había tocado el timbre impidiendo cuestionarle algo, ya que, un señor abrió la puerta rápidamente.

—¿Hola? ¿Ustedes son las personas que pueden ayudar a mi hijo? — Este hombre habla con necesidad y tiene grandes bolsas debajo de los ojos.

—No puedo prometer nada, pero haré todo lo que esté en mis manos, mucho gusto. — Saluda Harry extendiendo su mano la cual es estrechada, sin más, entran y ven el interior notando muchas estatuas religiosas.

Una señora no tan mayor aparece en los últimos escalones, está con los ojos visiblemente rojos por el llanto.

—Buenos días, Harry. ¿Verdad? — Ella se acerca frotándose los brazos. El mencionado la saluda cordialmente y pregunta por los síntomas del niño, pero se ven levemente interrumpidos por un carraspeo.

—Oh, lo siento. Él es mi mejor amigo, Louis. El me ayuda con todos los casos. —

Un poco complacido saluda, no obstante, mantiene la misma expresión.

Tranquilo, pues verán... Hace unos meses mi hijo empezó hablar solo, específicamente cuando caminábamos por la calle, de un pronto a otro amanecía con rasguños los cuales siguen actualmente y despierta con moretones. En las tardes después de la escuela el dibuja, pero esos dibujos son tan perturbadores, él dice que los realiza a petición de alguien. Nunca le ha tenido miedo a estar solo o bajar al sótano, pero a partir de qué esas cosas empezaron, se siente inseguro. P- Por favor acompáñenme a su cuarto.

A punto de terminar de subir las escaleras Harry visualiza un humo visiblemente negro en la parte superior pegada al techo.

La madre se coloca a un costado de la puerta del niño para dejarlos pasar —Yo me voy a quedar aquí si me necesitan— Avisa con un tono apagado.

Lo primero que llama la atención son los dibujos regados por todas partes, el viento que entra por la ventana hace al lugar más solitario y ver al niño solo, vulnerable y observado a la nada mientras dibuja, hace que la tensión aumente.

Rápidamente lo siente, está en una esquina que intenta pasar desapercibido. Louis se sienta en la cama del pequeño con los codos apodados en sus muslos, al rizado le mata su silencio.

El oji-verde se inca en el suelo al lado del pequeño, —Hola, soy Harry, un viejo amigo de tú mamá, no te quiero incomodar solo quiero charla y conocer más de ti. — Con una sonrisa que hace marcar su hoyuelo convence fugazmente al niño.

—Hola, me llamo Mathías y me encanta dibujar para mi amiga, pero a veces ella me da miedo. Ju-justo ahora me mira feo diciéndome que- que pare de hablar— Termina la frase con mucho costo cubriéndose los ojos. 

—Oh pequeño, dime cómo la conociste y trataré que no tengas más miedo. — El rizado roza su mano en el cabello del menor observando al mismo punto al que mira Louis.

—Nos conocimos camino a cas-sa y la invité a entrar, jugábamos, pero al no tener dónde quedarse cuando me voy, ella decidió quedarse en el sótano, ella se adueñó de él y ahora me da miedo entrar. Creo que está triste o enojada y lo sé po- por los dibujos que me hace hacer. — Relata el niño haciéndose bolita cuando la mesita donde el dibuja fue lanzada a la puerta, sobresaltando a la madre.

 Demon?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora