La llegada casi bíblica de Kal-El, no fue casualidad. Krypton nunca fue lo que pareció, y la humanidad tendrá que pagar por el error de haber confiado en él; de haberlo amado y alabado. Superman... asesinará al Universo DC.
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«Debí haberlo sabido; todas las señales estaban ahí»
Un relámpago iluminó por unos breves segundos, la ventana de la mansión Wayne; estando en la sala de la misma Batman, con una pistola alzada en su mano derecha, mientras más al frente, su antiguo amigo, Superman, con la nuca de Damián sostenida mientras lo alzaba por encima del suelo.
—Clark...
—Kal-El —respondió entre transpiraciones y una mirada ida el hombre de acero—. Kal... Kal-El —exclamó entre lo que parecía un rugido.
Ambos entes, mejores amigos en el pasado, quedaron en silencio unos segundos, con sólo el sonido de la lluvia golpeando la ventana.
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—Bájalo —exclamó entre dientes Batman; mirando como Damián se retorcía y arrojaba golpes al aire, en busca de liberarse del agarre del superhombre.
—¿Por qué?, ¡¿por qué tenías que meter a niños?! —gritó Superman en una voz impotente mientras parecía presionar aún más la nuca del joven, reflejándose en los gritos de Damián.
—¡Bájalo ya, maldita sea! —devolvió el grito Batman, notándosele por primera vez, impotente ante Superman.
«Una leona, dio a luz a un cachorro deforme; de dos cabezas. Y reportes alrededor del mundo decían reportar, extraños sonidos similares a trompetas; todo estaba ahí, y no pude verlo»
Horasantes...
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