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—Tenemos que brindar —gritaba Samantha mientras descorchaba una botella de champagne. Estábamos felices, pues a mi amiga también le habían informado que estaba dentro del elenco de la película y la celebración no se hizo esperar. —Salud por nosotros, por nuestra amistad, y porque por fin nuestros caminos comienzan a tomar forma.

Levantamos la copa, haciendo que estás sonaran entre ellas. La terraza del apartamento en el que vivíamos era pequeña, pero eso no nos impidió acomodar allí algunos sillones donde estar cómodos y una mesa de centro sobre la que había alcohol y algunos bocadillos.

Estaba preocupada, no quería que Samantha se involucrara en todo esto, había un asesino suelto, y más de una persona había aparecido muerta en los estudios de grabación. Pero, ¿Cómo decirle lo que estaba ocurriendo cuando toda la vida mi amiga había soñado con ese momento?

Bueno, al menos podría cuidarla.

Eran las dos de la mañana, Sam, Liam y yo habíamos pasado el tiempo entre risas, cotilleos y juegos de cartas. No estaba borracha pero ya podía notar ese pequeño mareo característico y mis labios estaban dormidos, mis amigos estaban igual, se notaba en su forma de hablar.

—Estoy orgulloso de ustedes chicas —soltó Liam dándole un sorbo a su trago —En verdad estoy muy orgulloso de lo que han logrado.

—No te pongas sentimental Liam —habló la pelirroja apuntándolo con el dedo —Ya sabes que cuando bebo me dá por llorar.

—Eso es porque el alcohol duplica tu dramatismo —me burlé, situé los pies sobre mi sillón y me acomodé en él.

Un gesto de indignación se instaló en su rostro.

—¿Me estás diciendo dramática? —preguntó llevando una mano a su pecho —No lo puedo creer, traicionada por mi mejor amiga.

Mi amigo y yo soltamos una carcajada mientras Sam hacia un puchero y se cruzaba de brazos.

—Bien, en fin, voy a dormir, no quiero verlos nunca en mi vida —bromeó, se levantó de su asiento tambaleando un poco, se estiró y tomó camino a su cuarto —Buenas noches chicos.

Nos quedamos Liam y yo, envueltos en un silencio algo incómodo. Nos mirábamos a los ojos, sin decir nada, solo bebiendo de nuestros vasos. Solté una risilla por la incómoda situación y lo ridícula que me sentía al estar nerviosa frente a un chico que conocía hace bastante tiempo.

El rubio me miró con una ceja levantada y una media sonrisa.

—¿Qué? —cuestionó riendo

—No, nada —respondí levantando los hombros

El chico se relamió los labios y luego mordió el inferior. Por instinto miré  su boca fijamente un segundo.

Ok, suficiente.

Demasiado calor aquí.

—Mejor me voy a dormir —murmuré y me levanté de mi asiento, él se levantó rápidamente también y me agarró del brazo antes de que me fuera. Jaló de mí hasta que su pecho chocó con el mío y su nariz rozó la mía.

Sentí su respiración agitada.

Seguro es el alcohol —pensé ingenuamente.

Al estar su pecho contra el mío pude sentir claramente como su corazón comenzaba a latir más de prisa.

Seguro también es por el alcohol, ¿No?

—Sarah, esto de jugar al gato y al ratón me está matando —susurró a centímetros de mis labios, su aliento chocó con mi cara y una sensación extraña recorrió mi cuerpo poniéndome la piel de gallina.

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⏰ Última actualización: May 22, 2021 ⏰

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