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—¿Es ese tu hijo?

—Si.

—Me han contado que ese camino es peligroso, más para un chico como él—dice de la nada, sin filtro como siempre hacia.

—¿Cómo él?

—Débil.














— ¡Mark!

El joven voltea lentamente hacia el llamado de su madre, sonríe un poco y eleva su mano saludando. Ella le mira con ojos tristes, otra vez.

—¡Nos vamos!—vuelve a gritar regresando por donde vino, sin despedirse de la mujer que le acompañaba hace unos momentos.

—¡Ya voy!— sacude la tierra de sus pantalones y sonríe.

Estaba nublado y hacía mucho frío, justo como a él le gusta.

Antes de irse mira entre medio de las ramas del gran árbol y sonríe aún más al ver a dos chicos jugando, pero su sonrisa desaparece al notar que con lo que jugaban era un gato malherido.

Como siempre, no le importó nada y cruzó con paso firme, ambos chicos se dan cuenta de su presencia y se levantan rápidamente, soltando al gato quien corre rápidamente alejándose del lugar.

—Ah, tú otra vez—dice uno tomando su mochila—ya nos vamos héroe.

Mark no era bobo, ya sabía lo que decían de él, que era débil, despistado y que tenia cierta "fijación" con querer salvar a todos todo el tiempo.

De todas formas nunca se metía en problemas, era callado pero alzaba la voz siempre que algo no andaba bien.

—Bien.

Los chiquillos se miran y ríen pero se van sin volver a mirarlo.

Mark se queda quieto pensando pero al escuchar el llamado de su mamá se asusta y corre rápidamente a su lado.

—Disculpa—habla antes de que ella alcance a decir algo—me distraje.

—No quiero que te acerques más a ese lugar.

—Mamá...

—Ya lo oíste, es muy peligroso.

—No lo es, he ido muchas veces y nunca me ha pasado algo malo.

—Has tenido suerte.

—No es suerte, eso ni siquiera existe.

Se adelanta un poco y camina mirando sus zapatos.

—Ella te dijo algo, ¿cierto?

—Nadie me ha dicho nada, soy tu madre y yo decido lo que es bueno para ti.

—Alejarme de lo que me gusta no es lo mejor para mí.

Su mamá calla cansada y no hablan por el resto del camino.













Su pieza es oscura, y siempre tiene las cortinas cerradas, no le gusta salir ni tampoco hablar con mucha gente pero está bien con eso, nada de lo que hay afuera le interesa.

Prende su computador y baja por algo de comer, cuando vuelve se sienta frente al escritorio y entra a sus archivos, sonríe porque todo lo que le hace feliz está justo ahí.

Achica sus ojos cuando nota que algo no anda bien y se frustra, cierra el computador de golpe y se queda mirando la pared detrás.
Camina fuera de su habitación y toma su celular para salir de su casa sin decir nada y se detiene cuando llega a ese particular árbol en que el que siempre viene a despejarse, sube por las ramas y se sienta en lo alto.

Abre la cámara y como ya es costumbre a punta al patio del colegio
de hombres en donde siempre un moreno corre por horas y lo fotografía.

Momento en el que Mark se ríe por lo estúpido que suena ser llamado un héroe, cuando realmente está obsesionado con un chico de dieciséis años que no tiene idea de su existencia y quien fotografía todo el tiempo.

Mark puede ser bueno, pero está muy lejos de ser un héroe, porque para estar con él incluso...

Mataría.

Moneda ★𝗠𝗮𝗿𝗸𝗵𝘆𝘂𝗰𝗸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora