P.O.V ____
La verdad jamás pensé en encontrarme con Rosé de nuevo. Verla frente a mi me hizo recordar todo lo que había vivido hace tres años. La miré mejor y noté que había cambiado el color de su cabello, ahora lo tenía de un color rosado claro, y se le veía hermoso, toda ella se veía hermosa.
- ____, me estas mirando mucho. - la escuché reír, Dios, como había extrañado su risa.
Recuperé la compostura y me disculpé con ella.
- Lo siento, no era mi intención incomodarte. - ella negó.
- Tranquila, me alegra mucho verte. - se acercó y se veía algo dudosa. - ¿Puedo abrazarte? - preguntó con sus ojitos de cachorro, yo no pude negarme y asentí.
Rosé me abrazó, pasó sus manos por mi cuello y puse las mías en su espalda. Extrañaba esta sensación, tenerla tan cerca mío era increíble.
- Me gusta tu nuevo corte, se te ve muy bien. - dijo alejándose un poco pero sin romper el abrazo.
- Tu no te quedas atrás, ese nuevo color se te ve muy lindo. - ambas sonreímos.
- ¿____? - volteé mi rostro al escuchar que me llamaban.
- ¿Chungha? - me sorprendí al verla, se suponía que estaba en casa. - ¿Qué haces aquí? - pregunté.
- Venía a dejarte esto, lo olvidaste en casa. - me mostró uno de mis cuadernos de apuntes. - ¿Quién es ella? - preguntó, yo me alejé de Rosé.
- Es Rosé... - la miré y abrió sus ojos como platos.
- Oh, ya veo... - agachó la mirada por unos segundos. - Un gusto por fin conocerte Rosé. - luego de darme mi cuaderno y sin decir nada más comenzó a alejarse de ahí.
- Perdona Rosé, tengo que irme. - perseguí a Chungha y cuando la tuve frente a mi tomé su brazo. - Hey espera, ¿qué pasa? - acaricié su rostro con una de mis manos.
- ¿Qué pasa? Pasa que la chica de la que estuviste enamorada hace tres años volvió. No puedes culparme por sentirme insegura y celosa. - unas pocas lágrimas comenzaron a salir de sus lindos ojos, yo las limpié inmediatamente.
- Chungha mírame. - me miró a los ojos. - Lo qué pasó entre Rosé y yo está en el pasado. Ahora yo estoy contigo, no tienes que sentirte insegura de nada. ¿Me lo prometes? - besé tiernamente su frente, ella asintió.
- Perdóname, es solo que no puedo evitar estar celosa, eres mi novia. - hizo puchero, yo sonreí.
- Claro que lo soy. - besé sus labios para transmitirle tranquilidad. - Bueno, debo irme, ahora definitivamente se me hizo tarde. - reímos y me despedí de ella.