El comienzo

29 5 4
                                    

-¿Luz?

La estúpida humana estaba de nuevo mirando mi caldero.

-¿Qué se supone que haces? – le hago una mueca, pero ella no reacciona. Está mirando fijamente mi abominación.

Le doy un codazo.

-¡Auch! ¿Qué haces Amity? – me chilla con indignación.

-Eso es lo que te estaba preguntando yo – la miro con rencor.

-Es solo que como eres la mejor en abominaciones, he pensado que quizá tenía que observarte.

No iba a admitir, nunca, que el calor de mi cara era por el halago. Simplemente... Hacía calor.

-Pues no deberías. Presta atención al maestro en lugar de a mí – mi voz no tembló.

-Pero, pero, peeero... ¿Me ayudarás, verdad? Al fin de al cabo somos compis de mesa.

Esa estúpida sonrisa era demasiado brillante.

-No – le respondo cortante, con los ojos entrecerrados.

Ella me hace una mueca triste, pero el profesor de abominaciones dijo algo en ese momento, así que cambié mi atención hacia él. Sin embargo, no podía dejar de vigilarla por el rabillo del ojo. No pude controlarme cuando cogió una botella al azar y comenzó a echarla sobre la abominación.

-¡No! – logré gritar, pero aunque alcé mi mano para apartarla, no llegué a tiempo.

Una explosión retumbó por todo el salón, tirándome al suelo. Un capa de polvo negro pegajoso lo cubría todo. Después de limpiarme los ojos como puedo, miro borroso por la clase.

-¿Humana? – la veo tendida en el suelo. - ¡Luz!

Me acerco corriendo hacia ella y comienzo a sacudirla por los hombros.

-¡Luz!

La incorporo y comienzo a darle palmadas en las espalda hasta que comienza a toser polvo. Ella sacude la cabeza y se pasa la mano por los ojos.

-Wow, eso ha sido peligroso. ¿Amity? ¿Por qué tienes esa pinta tan graciosa?

Ni siquiera había notado que se me habían saltado las lágrimas y habían hecho surcos en el polvo negro. Me puse roja de rabia.

-Oh no, estás enfadada de verdad – fue lo único que le dio tiempo a decir.

-¡Estúpida humana! ¡Casi nos matas! – comienzo a gritarle, furiosa.

Sin embargo, el profesor se acerca a nosotras, así que me controlo un poco.

-Está bien, el error es parte del proceso. Por esta vez, solo les mandaré limpiar, pero la próxima vez irán a detención. Por ahora – el profesor se fijó en el brazo de Luz -, Amity te acompañará a la enfermería. Al fin de al cabo, las puse juntas para que te ayudara.

Mi mirada se desvió hacia su brazo, sintiéndome culpable.

-¿Qué estáis haciendo parados? – el profesor dio dos palmadas – Todos a su trabajo.

Dio un medio suspiro medio gruñido y cojo de la muñeca a Luz para salir de allí.

-¡Gracias profesor! No le decepcionaré la próxima vez – se despidió con la mano mientras la arrastraba.

La enfermería, menos mal, no estaba lejos, así la llevé antes de que pudiera decir mucho.

-Señora Beals – llamé a la enfermera en cuanto abrí la puerta.

-Dime Amity – la mujer con orejas de gato y garras afiladas apareció por detrás de una cortina.

-Venimos a que revise a esta alumna.

Cuando volteé a ver, Luz la estaba mirando con estrellitas en sus ojos. ¿Qué demonios?

-¡Pero que cosita tan adorable! – comenzó a gritar mientras se abalanzaba sobre la profesora y tocaba sus orejas puntiagudas.

La enfermera se quedó petrificada por un momento antes de bufar e intentar arañar a la humana. La aparté tan bruscamente, que casi nos caemos al suelo.

-Si quieres que te cure – la señora Beals la miró con los ojos entrecerrados y la cola moviéndose de un lado a otro, indignada -, primero debes respetarme.

-Amity – me llama, y me doy cuenta de que la estoy abrazando.

Doy un pequeño grito y la suelto rápidamente.

-Amity – me coge del uniforme, insistente – es un gatito – sus ojos vuelven a formar estrellitas.

Me paso la mano por la cara y suelto un gruñido exasperado.

-No es un gato, es la enfermera. Ahora enséñale el brazo – la mujer gruñe, como un aviso – .Y prométele que no le vas a tocar las orejas – me cruzo de brazos y la miro, esperando una respuesta.

-Vaaale – dice, triste.

Luz levanta el brazo y la enfermera lo mira, asiente y se va detrás de la cortina.

-Hace mucho que no he visto un humano, pero es solo una quemadura, así que debería tener todo lo que necesito – dicho lo cual salió con vendas y un bote en la mano.

La mujer cogió de la capucha a Luz y metió su brazo bajo el grifo de agua, limpiando el polvo. Luego cogió el bote y comenzó a esparcir una crema verde horrible sobre la herida.

-Mira Amity, es como tu pelo – dice luz emocionada, y yo tengo que reprimirme para no volver a gritarle.

Cuando termina de vendarla, la mujer va a por el papeleo a su despacho, así que se quedan solas. Lo primero que hago es lavarme la cara con agua para apartar aquel polvo horrible de mis ojos. Un poco más calmada ya, me doy cuenta del aspecto terrible que tiene la humana, y comienzo a reírme.

-¿Qué? – me contesta ella, lo que hace que me ría más.

-Lo sabrías si tuvieras un espejo en el que verte.

-Oh, así que es eso – me echa una mirada suspicaz que no augura nada bueno -. Deberías mirarte entonces tú en un espejo – señala hacia una esquina de la habitación.

Veo mi reflejo lleno de polvo a rodales y totalmente despeinados, y no puedo evitar reírme con Luz.

-Oh, Amity – tira de mí para que me acerque -. Tienes un corte en tu mejilla, lo siento – y parece sentirlo de verdad, pero entonces su cara se ilumina - ¡Espera!

Comienza a buscar en su bolsillo y saca algo totalmente negro. Lo limpia en su venda totalmente impoluta, haciendo que yo sacuda la cabeza inconscientemente. Aquella humana no tenía remedio.

Entonces consigue abrirla y me pone una tirita en la cara, sobre el corte.

-¡Compis de banditas! – grita y me dedica una sonrisa feliz, que es contagiosa.

Puede que aquella humana, no fuera tan mala después de todo.

Lumity(The owl house; oneshot's)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora