Capítulo 2

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Había pasado día y medio desde su desastrosa llegada, y en esos momentos Noa estaba disfrutando de una agradable mañana tomando el sol en la piscina, cuando de pronto sintió como una sombra tapaba su rostro. Abrió el ojo izquierdo con pereza, y soltó un suspiro de desdén cuando observó a la persona que la estaba ocultando de los rayos solares que calentaban su cuerpo. Alargó su brazo con elegancia mientras cogía su Caipiriña y procedía a darle un sorbo a su pajita.

Aquella noche después de darse la tan ansiada ducha y quitarse todo el barro que tenía adherido a su cuerpo, había intentado contactar con su padre, pero le había sido imposible. Más tarde sería informada por Asha, que por culpa de la tormenta tanto el tendido eléctrico como el telefónico habían sufrido percances, pero que seguramente al día siguiente estaría todo arreglado, como así fue. Pero su sorpresa fue mayúscula cuando a la mañana siguiente consiguió hablar con él, y después de contarle todo lo que había pasado, su respuesta no era la que había esperado. Su padre le dejó muy claro que el que mandaba allí era Alonso Rivas, y que tenía que seguir todas y cada una de sus órdenes, y que si no lo hacía y recibía una sola queja de él, tendría que atenerse a las consecuencias. Y ella sabía perfectamente cuales eran esas consecuencias, y no estaba dispuesta a sufrirlas por culpa de un salvaje y grosero guía de pacotilla. Lo que no entendía era por qué su padre confiaba tanto en ese hombre.

Así que ya que estaba en un resort de lujo en medio de la sabana Africana, disfrutaría de las comodidades y placeres que le proporcionaría el lugar. El día anterior después de pasar una noche horrible, ya que los ruidos de los animales no la habían dejado conciliar el sueño, además del enfado que tenía por culpa de ese estúpido hombre, se levantó tarde y pidió que le enviaran el desayuno a su habitación. Las ocho horas de vuelo entre Madrid y Nairobi, con el anterior transbordo desde Valencia-Madrid la habían dejado agotada. Sin contar con las cuatro horas de más hasta llegar al resort. Y cuando salió de su cuarto era avanzada la tarde, por lo que se dedicó a inspeccionar un poco el recinto, que por cierto era enorme, rezando con no encontrarse con el odioso individuo que tenía ahora mismo delante de ella, para poco tiempo después volver a su habitación a descansar.

- ¡Por fin te encuentro!

Noa dejó con lentitud su bebida en la mesita que tenía a su lado, para después acomodarse mejor en la tumbona.

- ¿Y lo has hecho tú solito? ¿Sin ayuda?-se mofó- ¡Vaya! Te doy mi más sincera enhorabuena.

Él la observó divertido por su burla, hasta que ella agarró su protector solar y se lo empezó a extender por el cuerpo. No se había fijado antes que estaba en biquini y sus ojos no se pudieron apartar de esa figura perfecta. Durante unos segundos no pudo decir palabra hasta que se maldijo mentalmente y le habló con dureza.

-Si no recuerdo mal no has venido aquí de vacaciones ni para que te traten a cuerpo de reina, así que levántate y ven conmigo, ya es hora de que empieces con tus obligaciones.

Noa se bajó un poco las gafas de sol para verlo por encima de ellas, y después soltó un largo suspiro de indiferencia mientras se las volvía a colocar en su lugar.

-Me dejaste bien claro que aquí el único que sabe hacer las cosas eres tú, así que no entiendo que es lo que con tanta prisa tengo que hacer para que estés tan apurado. Relájate Alonso, no me extraña que tengas esa cara de amargado, estás demasiado estresado y eso no es bueno para nadie.

-Mira niñata, no tengo ni tiempo ni energía para tus tonterías. Estoy sin dormir y lo que menos me apetece es tener que aguantarte, así que levanta tu trasero de ahí y ponte a trabajar. Mientras tú has estado vagueando los demás hemos trabajado sin descanso, por lo tanto ya es hora de que eches una mano como todo el mundo.

Safari, a la caza de tu amor. Publicada por Zafiro (Grp Planeta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora