el amor es un puñado de mentiras

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- Capítulo 2
septiembre 2018 (12 años)

celebramos mi cumple en Londres, me regalaron bastantes cosas, la familia de mi padre estaba muy bien económicamente, pero nadie me estaba llenando el vacío de mi tía, todos hacían odios sordos cuando hablaba de ella, es como si les diese igual.

A finales de agosto volvimos a Madrid, donde vivimos hace cuatro años, toda mi vida he vivido en Gerona pero a mi padre le destinaron a Madrid, no me dolió dejar Gerona, total no tenía casi amigos, siendo sincera nunca he sido de tener amigos, al fin y al cabo te fallan todos

Estaba sentada en mi cama, la ventana se encontraba muy junta al colchón  por ello puedo observar la calle, además, sobre las 11:00-16:00 del día entraba un cálido sol que calentaba mi habitación, era tan genial

Me llegó un mensaje de instagram, miré el móvil muy sorprendida, ¿quién sería? me pregunté. Cuando revisé la barra de notificaciones vi el nombre de un chico de mi instituto

—¡ES CODY!— grité sin pensar que mis padres estaban hechando la siesta, no podía creerlo. Cody es el chico más asombroso que podría haber, me llevaba gustando desde quinto curso,

Es un chico alto, de pelo rizado y piel muy morena, no es un chico guapo pero su personalidad me gustaba mucho.
Le conteste con un "holaa" 
Trillones de preguntas se pasaban por mi cabeza en menos de 1 segundo

No tardó en contestarme con un "¿como estas?" típica conversación que tienes con alguien, supongo. Estuvimos hablando toda la tarde, incluso se me olvidó hacer los deberes de historia, cuando me quisiese dar cuenta al día siguiente sería demasiado tarde, pero no pasaba nada, porque estaba hablando con el chico de mis sueños, ¡es tan perfecto!

esa noche no dormí
—¿Por que estoy tan eufórica?— me pregunté por lo bajo, quizá sólo quiere que seamos amigos, nunca había sentido el amor de pareja y creo que esta era mi oportunidad para poder intentarlo.

...

A la mañana siguiente me desperté más tarde de lo habitual,
—¡Apague el despertador y no me levante!— le grité va mi madre, ella simplemente me dio un beso en la mejilla y me tranquilizó

Salí de casa lo más rápido posible y casi me muero del susto cuando veo a Cody sentado en el banco que teníamos medio roto en el jardín delantero

—Ya me estaba preocupando— dijo con una sonrisa, dios me encanta su sonrisa, era perfecta y brillante, como su pelo, ¿como narices mantenía esos rizos sin moverse?
—Me dormí— mascullé y rodé mis ojos
—Muy común en ti— afirmó con poderío
espera.. ¿como sabe eso de mi? me pregunté en mi cabeza, estaba muy confusa aunque no le pregunté.

No me gustaba que me acompañasen a la escuela y mucho menos quería que él lo hiciese, solo hay una razón, porque fumaba, sí, solo tenía doce años, pero los sentimientos de culpa, el dolor que me producía el estado de mi tía y mis traumas de pequeña no me dejaban de comer la cabeza todo el día

No lo sabía nadie, y mucho menos quería que se enteraran, total me mandarían a más de los psicólogos a los que ya iba y me prohibirían fumar

Además a quien le va a importar, no tengo amigos y mi familia está muy preocupada para ocuparse de mi

Quería negarme a la propuesta que me hizo Cody de irnos los dos caminando, y aunque eso supusiera entrar a clase con mucha ansiedad por culpa de no fumar me arriesgaría, he de decir que solo fumaba tabaco

Él iba a 1 eso A, mientras que yo iba al B, me gustaba sentarme en la esquina derecha del fondo. Delante de mi había un chico de más de 1.80 metros que me cubría mi diminuto cuerpo

quizá debería  haber aguantado más Donde viven las historias. Descúbrelo ahora