Abro los ojos una vez más, en un nuevo día. Miro alrededor y todo lo que antes parecía gris de pronto cobra una llamativa y emotiva calidez que hacía tanto que no apreciaba. El reproductor de música que anoche dejé encendido pasa del silencio a los acordes de una lenta canción que despierta mis sentimientos más profundos.
No existe una razón en especial para que toda esa tristeza de pronto se haya esfumado, tan solo me cabe pensar que esas heridas se han ido cerrando con el tiempo, hasta que finalmente han dejado de doler. A medida que la canción va aumentando en ritmo mi corazón también lo hace y pienso en todas las cosas bellas que quedan en la vida y no he aprovechado todo este tiempo.
Me levanto, salgo al balcón y me apoyo sobre la barandilla, donde observo con deleite cómo el sol surge del horizonte en un maravilloso espectáculo de luces y sombras. Escucho el leve rumor de la naturaleza alrededor y cierro los ojos, centrándome tan solo en la fusión creada por sonidos y sentimientos en este preciso momento y siento algo distinto: grandeza.
No grandeza en el sentido de ser poderoso, ¿qué poder tengo yo en este inmenso universo siendo yo una diminuta mota de polvo perdida? Tan solo tengo poder en mí mismo, pero no solo es suficiente, si no que me enorgullezco de ello. No estoy perdido: tengo el poder de elegir quién soy, olvidar o rememorar todo lo ocurrido, alegrarme, entristecerme o enojarme por ello, pero lo más importante: saber adónde voy en mi futuro.
Sin embargo el futuro es algo totalmente imprevisto y puedes tener una idea de cómo vas a vivirlo, pero jamás vas a saberlo con certeza. Pero a pesar de ello, me alegro por mí, pues hay gente que vive deprimida por no poder elegir todas estas cosas, porque se sienten mal consigo mismas o bien porque no saben adónde ir, qué hacer. Y realmente lo siento por ellos. Al fin y al cabo hasta hace poco yo era uno de ellos, y realmente es un infierno, solo que la gente que no lo ha vivido no lo comprende.
Y te digo, que en cuanto al futuro, ¿qué más da no saber lo que va a ocurrir? Es lo bello de esta vida: te llevas sorpresas continuamente. A veces buenas, muchas veces malas, pero jamás te deprimas, pues al final de todo túnel se encuentra la luz. Yo he encontrado la mía, y no te puedes imaginar cuánto te llena por dentro.
La canción se va deteniendo en sus acordes finales y pienso en qué ocurrirá al final, en la huella que dejaré en este mundo, lo que ocurrirá después y lo que he vivido. ¿Pero, y qué? No importa: estoy aquí, vivo y experimentando cada segundo de forma plena observando el hermoso paisaje que me rodea, admirando lo maravilloso y simple que es todo, pero a la vez tan complejo y difícil.
Supongo que todo en esta vida es así, no blanco ni negro, sino todo de unos tonos grises, unas veces más lúcido y otras más oscuro, pero, al fin y al cabo, gris. Recuerda: si alguna vez perdido, mira a un lado, cierra los ojos, enfádate, llora o grita. Desahógate o haz lo que tengas que hacer pero al final aprieta los dientes, cierra los ojos y aguanta la respiración; piensa en todo lo bello que aún queda, y si aún no eres capaz de encontrar nada búscalo. Porque sé que eres una persona fuerte: todos en el fondo lo somos, solo que le ponemos más o menos ímpetu. No dejes que lo malo te supere, ¿qué ganas con ello? Piensa en todo lo que podrías perderte, en esta vida de imprevistos e inesperados proyectos.
Ten cuidado, porque quizá antes de que te des cuenta esta ya haya pasado, y quizá pienses que ya es demasiado tarde. Pero si de verdad lo piensas aún estás a tiempo, así que levántate, reacciona y comienza con una sonrisa. La vida pasa y no te das cuenta: reacciona antes de que se te acabe, porque te aseguro que es única pero maravillosa.
Y entonces la canción termina, inundando la estancia en un bello y pausado silencio.