CAOS

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Ao Guang nunca se ha considerado un hombre bueno... Tiene claro todas y cada una de las cosas terribles que ha hecho en esta vida y en la pasada.

Es consciente que algún día pagará por las cosas terribles que ha hecho, y no tiene miedo del castigo que algún día la vida le llegue a imponer...
Pero si hay algo que nunca se perdonará, es no haber podido proteger a su pequeño Ao Bing.

Cada ves que recuerda el cuerpo de aquel imponente dragon blanco, muerto y rígido, tan frío como la propia escarcha que hacía su pequeño BingBing; se recuerda la razón por la cual se volvió tan cruel con el mundo... Su hijo no merecía aquello. Ninguno de sus hijos merecía el destino que tuvieron.
Ao Guang se culpa profundamente por no ser el padre que sus hijos merecían. Por no ser suficiente para ellos...

Esta convencido que pudo haber hecho algo más... Nunca dejaría de reprocharce aquello.

De aquel horrible destino.
Ya han pasado 3000 años; tiempo más que suficiente para tratar de olvidar y seguir adelante. Al menos, así lo piensa el señor Guang.

Dio todo de sí para poder construir aquella columna para su hijo y regresarlo a la vida; después de volverlo a tener en sus brazos, se fijo la meta de protegerlo a él y a sus hermanos, de todo y de todos, pasará lo que pasara:

«Aunque tenga que poner su vida en ello, nada los volverá a lastimar»

Ao Bing creció y convivió con sus hermanos como culaquier niño normal. Disfruto de todas aquellas cosas de las que se le privó en su primer vida. Su padre se encargo de cumplir cada capricho que al hermoso niño de cabellos rubios se le ocurría; incluso lo dejó quedarce con el gato que sus hermanos le regalaron hace ya casi 3 años.

Ao Guang despues de su reencarnación se volvió un hombre muy serio y reservado. Aprendió a controlar su ira y se molvio meticuloso y metódico para casi todo. Sus hijos mayores, nunca estuvieron de acuerdo en todo con el; y más aun cunado Ao Guang les prohibió decirle a su hermano pequeño como fue que murió en su primer vida.
Tanto Ao Jia como Ao Yi, explotaron contra su padre. Si su hermano no sabía a manos de quien murió la primera vez, como podría estar a salvo... Pero Guang no escucho; los obligó a callarce y mantener el secreto...
Tiempo después los dos príncipes se separaron de la familia y tomaron caminos aparte; aunque nunca se alejaron del todo de su adre y su hermano, pues aún trabajaban el los asuntos del grupo DE.

Y claro que Ao Guang sufrió por su partida, pero prefirió que las cosas se quedarán así.
De su cuenta corría que el pequeño Ao Bing jamás se enterara de su trágica muerte.

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El señor Guang se tomó la molestia de investigar al sujeto que había enamorado a su hijo.
Mandó a conseguir toda la información que hubiera sobre el tal Li Yunxiang. Lo haberiguo todo; desde el nombre de su padre y hermano, hasta el número de clazado que usaba... Quería saberlo todo.

Y aunque no quisiera admitirlo el chico no era una mala persona. Era humilde, si; pero eso no quitaba el hecho de que era un buen muchacho que trabajaba constantemente para ayudar a su padre con sus gastos y la casa que poseían. Parecía que todo con aquel chico estaba bien. Pero había algo que aún molestaba al señor Guang... No sabía exactamente qué era, pero algo lo tenía inquieto.

Debía averiguar que era.

Mientras comían apreciaba las expresiones que su hijo le regalaba a Yunxiang.
El joven Ao Bing lo miraba con ilusión, parecía como si estuviera viendo la maravilla más bella del mundo; lo miraba con tanto amor y felicidad que no pudo evitar sonreír al ver a su hijo hacerlo.
Su niño esta más que feliz, estaba enamorado y el como buen padre, debía estar feliz por el; porque había podido llegar hasta aquí, porque había conseguido aquello que él más deseaba darle: la oportunidad de tener una vida normal y feliz.

NEZHA: EL RENACER DE UN DIOS [Oubing] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora