Prologo

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Cuando estás en el bajo mundo, sabes que cuando te rodean estás acabado. Por más alto que sea tu rango y exactamente a qué te dediques, nunca sabrás cuándo y cómo puedes salir ileso de la las ratas traicioneras, sin embargo eso no cuenta para mí, los idiotas de una de las mejores tratas de blancas de Estados Unidos no podrán contra una de las mejores productoras de armas ilegales de mundo.

La confianza nunca se vuelva a ganar cuando está se pierde, el que me lo hace una vez, no vive para contarlo, así como el hijo de puta de James Smith, amanecerá muerto apenas lo encuentre por ser una maldita rata.

Por lo que cuando Leonardo Marchetti aparece en el peor momento de mi vida, con su traje Ermenegildo Zegna hecho a mano para su 1.85 de altura, con cincuenta hombres armados hasta las muelas apuntándome directo al cráneo después de sacarme de un infierno y el más tranquilo que una tarde de
domingo, es como firmar una sentencia con el diablo, que solo te susurra que esto no acabará bien, y solo puedo pensar en cuantas ganas tengo de follarmelo desde que apareció en mi vida, como un príncipe que me ayudará acabar con mis problemas si soy fiel a él y a su gente con las mejores armas en el bajo mundo.

Y como la estúpida caliente que soy acepto, porque solo puedo pensar en como lo describe la gente y que me ayudará en llevar acabo mi venganza.

Inteligente

Seductor

Elegante

Imponente

Destructor

Celoso

Y un posesivo de mierda.

Pues nadie puede decirle que no a él, el que se atreva terminará con una jodida bala entre ceja y ceja, pero que sería la vida sin un poco de adrenalina.

Terminar envuelta en el bando de la mafia italiana, ¿Qué podría salir mal?.

TraditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora