California era el centro del mundo, o parecía serlo, las aglomeraciones de personas me aturdían, niños gritando, parejas riendo demostrando su supuesto amor al mundo, los grupos de adolescentes pasando un rato cualquiera, era un día más en esta parte del país.
El sol calentando mi pálida piel, el viento revoloteando los oscuros y lacios cabellos que se escapaban de mi rodete mal hecho por las prisas y mis pequeños hermanos mellizos Mathías y Sophie correteando alrededor mío, con sus pequeños pies llenos de arena en el puerto mientras empujaba la silla metálica de ruedas de Harry.
-¡Elise!, tenemos hambre, ¿Cuándo comeremos y por qué mamá no vino hoy con nosotros?.-Suspiro ante las insistencias de Sophie y me detengo, escuchando el estomago de esta rugir y sus pequeñas y bronceadas manos jalar la vieja y delgada tela de mi camiseta.- ¿Acaso hoy tampoco la veremos?.
-Sophie, ya hablamos de esto, mamá esta ocupada trabajando y comeremos en la casa, aquí es muy costosa la comida.-Acaricio sus cortos y castaños cabellos al momento en que un pequeño puchero se forma en sus rosados labios y sus ojos verdes idénticos a los de Mathías se llenan de lagrimas.-Mira princesa, ya es hora de irnos y veremos a mamá hasta mañana, ¿Qué tal si llegando te pongo tu película favorita en lo que hago la cena?
-¡Sophie! princesa, sube a mis piernas, tu carruaje te espera.-La voz de Harry interrumpe a la pequeña castaña, que solo asiente y camina enfrente del castaño de risos y agarra los lentes de este, dejando despejados los ojos azules de este para sentarse en su pierna izquierda, a lado de su mellizo.
-¡Eli!.-Mathias grita emocionado a la par que Harry lo sostiene entre sus brazos junto con Sophie.- ¡Vamos, acelera, que nos persigue un dragón!.
Rio y vuelvo a sujetar la silla de ruedas, inclinando un poco mi cuerpo y empujo lo mas rápido que puedo a los tres, evitando rozar a las personas para no provocar ningún accidente, escuchando los gritos emocionados de Mathías, Harry regañando al castaño menor y Sophie reír junto a mi.
Sin embargo de un segundo a otro el olor a palomitas, mar y los gritos de mis hermanos se esfuman, dejándome con el eco de sus voces perforar mi cabeza junto con el sonido de gotas de agua, seguramente de una vieja tubería rota.No hay iluminación mas que la de las pequeñas ventanas proporcionada por la luna en lo que parece ser una bodega abandonada, el olor a humedad se queda en mis fosas nasales, haciéndolo insoportable, mis muñecas no tienen sensibilidad indicándome que ya perdí la noción del tiempo y no me sorprendería que a este punto se encuentren moradas, la silla de metal viejo y oxidado no hace mas que desesperarme al verme atada por sogas alrededor de esta.
-Hijo de puta.-Mascullo entre dientes jalando mis manos, intentando que se resbalen de la cuerda que las sujeta o que esta ceda, pero seria muy milagroso para ser verdad, para cuando eso suceda me encontrare con una bala entre ceja y ceja, sacada de este almacén en una bolsa de basura apunto de ser arrojada al mar con los tiburones.
Las voces de varios hombres se empezaron a escuchar, ligeramente para luego ser prominente el volumen de estas, entraron riendo por la vieja puerta de metal, algunos cargando armas, las cuales por lo que veo son las que fabrique para el badaluque de James, en el anterior pedido con las mejoras ordenadas.
Gran parte de ellos se veían entre 40 a 50 años, alguno que otro ligeramente menores que la gran mayoría, sin embargo apenas se escucho el chirrido de la vieja puerta al ser cerrada se concentraron en mi y comenzó el infierno.
-Mira que tenemos aquí, la mejor creadora de armas ilegales de todo el jodido continente.-Habla el que parece ser el líder de la banda de ineptos, no pasa del 1.75, parece estar subido de peso y sin cabello, vestido de negro por completo y llevando puesto lo que parece ser un chaleco con un nombre de una banda, alrededor de los 50 años.- ¿Qué se sentirá cogerme tu apretado y pequeño coño?.
-Te las das de querer cogerme, pero de seguro en tu vida haz probado un coño.-Apreté mis puños, queriendo fundirme con la silla en la clara desventaja en la que me encuentro.-No tienes los suficientes para estar con una mujer como yo, o cualquiera. Digo, mírate, gordo y calvo, quien en su sano juicio te cogería.-Conteste ante la repentina gallardía que me domino, aunque sabia que la iba a pagar caro, pues uno de mis mas grandes defectos es no saber controlar mi gran bocota.
Este solo agrando su sonrisa, causándome un estremecimiento a lo que sabia se avecinaba, mi boca se seco y para cuando me di cuenta, tenia su puño en mi rostro, abarcando toda mi mejilla ante su contacto y en menos de un segundo mi cabeza estaba volteada y escupía la sangre que lleno mi boca de manera inmediata, gemí ante la sensación de dolor y me queje cuando este con una pequeña navaja comenzó a cortar mi blusa negra dejando mi sostén a la vista de todos y el lugar se envolvio de chiflidos.
-Me las pagaras.-Gruñí con los dientes a la vista ante tal vergüenza, pues nunca había mostrado mi cuerpo a ningún hombre, por lo que era virgen y no era porque yo lo deseara, si había tenido algunas experiencias muy leves con chicos sin embargo nunca pasaba de besos y toques ya que mi cuerpo me acomplejaba ante los distintos relieves de mi piel, hechos por el que era mi padre a temprana edad.
-No puedes hacer nada muñeca, cuando termine mi trabajo James estará esperando ansioso poner una bala en tu linda cabeza.-La sensación de asfixia que sentía en mi pecho ante tal declaración que ya intuía me acaparo por completo.
Cuando pude reaccionar, ya me encontraba solamente en ropa interior, debajo de su cuerpo y este con los pantalones de bajo, mientras que sus hombres reían a carcajadas limpias ante tal escena.
Sus manos grandes rompieron mi sostén por la mitad, dejándolo como un trapo viejo de telas y yo solo podía gritar, enojada con la vida por estar en esta situación, con lagrimas de impotencia bañando mi rostro y mis manos ensangrentadas por los jalones que daba al intentar desamarrar mis muñecas, resultando un caso perdido.
La sensación de asco incrementaba cuando sin delicadeza apretujaba mi pechos y dejaba sus asquerosos besos en mi cuello, provocando que mi estomago se revolviera, desesperada intente darle una patada, pero este fue mas rápido y puso sus piernas entre las mías, imposibilitando mi intención.
Sus viejas manos recorrieron mi torso y se detuvieron al inicio de mis pequeñas bragas y estas cedieron ante un tirón que dio, dejándolas como prendas inútiles y a mi totalmente expuesta a el, mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho al ver que este bajaba su ropa interior, dejando ver su miembro recto, grite y hasta intente morderlo cuando poso una mano en mi boca al ver como separaba aun mas mis piernas con las suyas y este solo abofeteo mi rostro, que reboto sobre el concreto ante su fuerza y mi piel cedió, dejando escurrir sangre y este volvió a tapar mi boca ante mi aturdimiento y de un momento a otro me invadía, el ardor y dolor que su penetración me provocaba era lo único que podía pensar y en la manera de que esto acabara, aun si apenas comenzó, trataba de pensar en mi lugar feliz para no pensar en lo que hacia con mi cuerpo y cuando parecía ser que pasaba una eternidad apenas finalizaba él para ceder el lugar a otro.
Las horas y días pasaban, y me sentía sucia y el deseo de venganza era lo único que me mantenía con vida cuerda en ese lugar.
Mataría a todos los que abusaron de mi.
James, lamentarás haberme conocido.
~•~
Hola chicxs, esperamos disfruten este pequeño capitulo, voten y comenten que les pareció y si están ansiosas por conocer a nuestro irresistible Leonardo
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Tradito
Teen FictionElise Miller nunca fue un alma libre, el peso que cargaba en los hombros por mantener y sacar adelante a su familia la controlaba de hacer lo que quisiera, como una soga sujeta a su cuello, en dónde si llegase a estirar demás terminaría con su famil...