.Distancia.

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Me encontraba mirando al estrecho de Saltstraumen, era una verdadera belleza y estaba segura de que Michiru lo amaría. Pero ella no se encontraba aquí conmigo, yo había venido sola, necesita expiar mis pecados y estaba segura que en esta ocasión, lo conseguiría.

No estaba tan llena de mí misma como hacía unos años, esa seguridad se había ido por el borde cuando no fui capaz de ver la tristeza y el dolor tras la mirada clara de la persona a la que debía de proteger.

Aún dolía, saber que había estado tan ciega. Yo la había orillado a esto, no solo yo, pero sabía que mucho de todo lo que había pasado era mi responsabilidad, ahora esperaba poder solucionarlo.

Eran casi 5 años, sin su preciosa sonrisa, sin su mirada feliz, sin su presencia, sin su luz.

Las demás habían dejado de buscarla, a excepción de Minako y Amy, esas dos muchachas habían seguido removiendo tierra y cielo para encontrar a su princesa. Pero nada había resultado, no había un solo rastro de nuestra princesa.

No había ni un solo rastro de mi querida Koneko, y sabía que todo era mi responsabilidad.

Mirando hacia atrás, podía ver mis errores con tanta claridad. Pero en ese entonces, yo siempre pensé que hacía lo correcto.

Ten cuidado o el lobo te comerá

Recuerdo haberle dicho esa frase, antes de saber que Seiya y Sailor Star Fighter eran la misma persona. Recuerdo mi reunión con sus hermanas, y como Seiya había intervenido para evitar una pelea, ella siempre había estado a favor de luchar juntas, de luchar por mi Koneko, pero yo seguí aferrada a mi misión, a ese futuro utópico, sin darme cuenta de que mi misión no era esa.

Apreté mis puños, hasta que las uñas se clavaron en mi piel.

Ni siquiera ver los remolinos formándose delante de mí, calmaron los turbulentos pensamientos que me rodeaban. No sabía cómo conseguir a mi Koneko de vuelta, después de muchos años, había entendido que mi lealtad y mi amor eran para mi princesa en este tiempo, no en el futuro y que yo debía apoyar sus decisiones fueran las que fueran, aunque no me gustaran. Pero no sabía si era demasiado tarde.

Desde que las Starlights se fueron de regreso a su planeta, yo pensé que todo estaría bien. Ella tenía al príncipe de vuelta y todo volvía a ser como debía, pero Minako se acercó a mí para preguntarme si notaba algo distinto en la princesa, y en lugar de acercarme a ella para preguntarle si todo estaba bien —apreté los puños a mi costado con frustración—: me había acercado a ella para recordarle su futuro, y pensé que con eso todo estaría bien. Me conformé con una sonrisa que ahora sabía que no era real, y eso había provocado todo lo que vino después.

Había perdido a mi princesa, por estar ciega, por no mirar que el futuro no está escrito en piedra y que hasta la menor decisión puede alterarlo, ya no digamos nada cuando hablas de una pareja. Son dos personas las que intervienen no una, pero todas nos fijamos siempre en Usagi, nadie en Mamoru.

Sonreí con tristeza mientras el cielo se oscurecía, y vi como las primeras estrellas cubrían el cielo, pero no me moví de ahí. Una parte de mí quería buscar a una estrella en concreto, pero que le diría.

Me imaginé la conversación y no pude evitar reírme.

¡Hey, Fighter! ¿Podrías ayudarme a buscar a mi princesa?

Sabía que no vería llegar el primer golpe si me presentaba en su planeta, para preguntarle eso. Tampoco es que pudiera hacerlo, no sabía dónde estaba su maldito planeta.

Durante los últimos tres años, Minako, Amy y yo habíamos rastreado el sistema solar e incluso intentado rastrear más allá de nuestro sistema, en un intento desesperado de encontrar un rastro de la energía de las Starlights, pero había sido en vano. A nadie se le ocurrió tomar una muestra de la energía, y las Outer ni siquiera las habíamos sentido ingresar a la Tierra, por qué antes de que su camino y el de mi princesa, se cruzara... Ellas ya llevaban tiempo en la Tierra —estaba segura de eso, aunque no pudiera comprobarlo—, pero era tan frustrante no encontrar ni la mínima pista o prueba de esto.

El espacio entre nosotros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora